• lunes, 01 de diciembre de 2025
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SOCIEDAD

El pamplonés que desvela los secretos y anécdotas del torero Ruiz Miguel en San Fermín: “Lo tenía que contar”

El autor destaca que el andaluz toreó en la capital navarra de manera ininterrumpida entre 1973 y 1989, además de su última tarde en 1991.

Charly Lerga y Ruiz Miguel con el libro dedicado al torero andaluz. Foto cedida por el autor.
Charly Lerga y Ruiz Miguel con el libro dedicado al torero andaluz en Pamplona. Foto cedida por el autor.

El pamplonés Txarly Lerga Oronoz, de 63 años, acaba de publicar el libro “El torero que hablaba con el miedo. Las 35 tardes de Ruiz Miguel en Pamplona”, una obra de 200 páginas de la que ha editado 500 ejemplares. El volumen, que ya tiene sus primeros lectores, se vende por 22 euros en las librerías Ínsula —en la plaza de la Cruz— y La Casa del Libro —en la calle Estafeta—, de Pamplona, además de en librerías taurinas de Madrid, Cádiz, Algeciras y Jerez.

Lerga se adentra en la figura del andaluz Francisco Ruiz Miguel, al que define como “el último samurái del toreo del siglo pasado” en San Fermín. Lo describe como “una figura única e irrepetible, forjada con los hierros más toristas y exigentes del campo bravo”. Recuerda que el diestro “ha pasado dos décadas en todas las grandes ferias, siempre en los primeros lugares de la parte alta del escalafón”, algo que califica como “una hazaña solo al alcance de un elegido con enorme valor”.

Para Lerga, Ruiz Miguel encarna “la constancia y la profesionalidad”, un torero admirado que “gozó del respeto y reconocimiento de compañeros y aficionados”. El autor destaca que el andaluz toreó en San Fermín de manera ininterrumpida entre 1973 y 1989, además de su última tarde en 1991 en la Monumental pamplonesa, lo que lo convierte en el matador que más veces ha pisado el coso en la Feria del Toro, superando incluso a Antonio Ordóñez.

Prejubilado y con mucho más tiempo para su afición, Lerga explica que las crónicas de las corridas están acompañadas de historias que le contó el propio torero y su antiguo apoderado, Pepe Luis Segura. “Me narran anécdotas sin atender al orden cronológico y así la lectura se hace más amena”, comenta. Admite entre risas que muchas de esas historias “son muy curiosas”, aunque otras prefiere no publicarlas porque “son delicadas”.

Entre las que sí aparecen, destaca una que revela el carácter del torero. “Una tarde estaba muy afectado por un fuerte cólico nefrítico poco antes de salir para la plaza”, explica Lerga. Lo razonable habría sido suspender, reconoce, pero el torero no quiso faltar porque venía de un mal paso por Madrid, una plaza clave para cerrar contratos.

Y, como Pamplona también era crucial para asegurarse las fechas de septiembre, simplemente dijo que iba “como fuera”. Lo metieron en una bañera con agua caliente, lo vistieron de luces y salió al ruedo. “Mató la corrida bien, casi triunfa, y en ningún momento se le notó que estaba fastidiado”, relata.

Pamplona era una plaza esencial para él. “Era el torero de los Miuras, de los Murteiras, de los Pablo Romeros… Una figura fija. Mi generación era ruizmiguelista”, recuerda Lerga. Explica que Ruiz Miguel llegó por primera vez en 1973, ya como una figura del toreo, tras dos puertas grandes en Madrid.

“No vino antes porque no había pasta. Mi apoderado me dijo: ‘No vas a Pamplona hasta que suban la oferta’. Y en 1973 la Meca no tuvo más remedio que pagar lo que pedía y traerlo”, recoge el autor.

Lerga reconoce que llevaba años con ganas de escribir este libro. “Primero por mi padre, Víctor, que era muy ruizmiguelista, y yo también”, confiesa. El proyecto tomó forma cuando se prejubiló. “Me costó mucho enfocar el tema y busqué las crónicas día por día en diarios nacionales y locales. Pero fue muy divertido”, afirma.

Para documentarse, acudía a diario a la biblioteca de Mendebaldea, de lunes a viernes. Destaca la ayuda del periodista Barquerito, a quien enviaba los textos para que los revisara. “Ha sido mi tutor de obra. Me corregía datos con una paciencia enorme. Es mi gran fuente”, agradece. También otros escritores taurinos se atrevieron a leer el manuscrito y le aseguraron que merecía la pena.

El libro lo ha editado él mismo y admite que intenta “perder el menor dinero posible”, aunque el balance emocional ya es positivo. Es un homenaje doble: a su padre y a Ruiz Miguel, de quien considera que “se merece una placa o una consideración en la plaza de Pamplona”. El torero, que roza los 78 años, acudió el 20 de noviembre a la presentación del libro en el Club Taurino de Pamplona, donde, según el autor, “disfrutó a tope”. Lerga recuerda con orgullo que esta es “la primera obra que habla de él”.

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