Es un pueblo pequeño. Su último censo de población, que data de 2020, asegura que residen sólo 22 personas, y eso que está a cinco minutos en coche de Pamplona. Se trata de Yárnoz, una pequeña localidad en las faldas de la Higa de Monreal, que tiene una sola calle y apenas una docena de casas. Hace años que pasaron a formar parte del Ayuntamiento del Valle de Elorz, pero ha tenido vida e identidad propia desde tiempos inmemoriales.
Así lo atestigua su torre medieval, denominada Torre de los Señores de Yárnoz, lo que nos habla del abolengo de este pequeño pueblo de Navarra a orillas del Camino de Santiago francés.
Se trata de una construcción defensiva edificada en el siglo XIII en primera instancia, aunque el cambio del tipo de piedra utilizada para los pisos superiores hace pensar que fue construida en dos etapas, siendo la segunda aproximadamente entre los siglos XIV y XV.
De planta cuadrada y de unos quince metros de altura, tenía un acceso a ras de suelo, y otro, a la altura de la segunda planta, a la que se accedía por una escalera de mano.
Los anales destacan la importancia de esta torre para la defensa de Pamplona y no es complicado imaginar lo difícil que sería intentar tomarla por la fuerza a la vista de las estrechas saeteras de sus cuatro lados.
Además, su emplazamiento en la parte más alta del pueblo sobre la falda de la Higa le permitía tener contacto visual con otras fortalezas cercanas, como el Castillo de Monreal o la torre defensiva de Otano.
Perteneció a la nómina de palacios de cabo de armería. Su construcción se atribuye al encargo del caballero Lope de Yárnoz, un escudero de honor de Carlos III, que se casó con María de Úriz, hija del chambelán del rey, Rodrigo de Úriz.
La torre no es el único atractivo del pueblo. La iglesia de la Natividad, también es de origen medieval, aunque fue reformada varias veces en siglos posteriores.
En su interior alberga un precioso retablo barroco es del XVII y muestra un lienzo pintado con la Natividad de la Virgen. Hay también una talla de la Virgen con el Niño en brazos que ha sido datada en siglo XIII.
En la actualidad, los vecinos de Yárnoz viven prácticamente a las afueras de Pamplona, pero con la tranquilidad de saberse lo suficientemente alejados del ruido de la urbe y de los coches. Se trata de un paraje en el que se respira la tranquilidad que sólo rompen los senderistas y visitantes que quieren admirar el esplendor de este pequeño pueblo medieval.
