Sentir los pies fríos de forma recurrente o experimentar una sensación de pesadez en las piernas podría ser mucho más que una simple molestia.
Según un amplio estudio realizado por la Universidad Médica Chung Shan, en Taiwán, estos síntomas podrían estar estrechamente vinculados con la presencia de varices, especialmente cuando coexisten. El trabajo, publicado en la revista científica Open Heart, ha analizado datos de 8.782 personas de entre 30 y 70 años.
La investigación ha utilizado información del Biobanco de Taiwán, la mayor base de datos genética y poblacional del país, abarcando registros entre 2008 y 2020.
De todos los participantes, 676 personas presentaban varices moderadas o graves, y entre ellos, una parte importante reportó también una marcada hipersensibilidad al frío y piernas pesadas.
Los datos revelan que el 6% de quienes no eran sensibles al frío presentaban varices, frente al 9% de los que mostraban hipersensibilidad moderada y al 14% de quienes sufrían hipersensibilidad extrema. Además, cuatro veces más personas con varices dijeron sentir pesadez en las piernas en comparación con quienes no padecían esta dolencia.
Pero fue la combinación de ambas sensaciones la que más alertó a los científicos: las personas con hipersensibilidad extrema al frío y piernas pesadas tenían hasta tres veces más probabilidades de tener varices.
En quienes reportaron una hipersensibilidad moderada, el riesgo fue un 90% mayor. En resumen, la coexistencia de ambos síntomas incrementa de forma significativa la probabilidad de padecer esta patología vascular.
Las venas varicosas se originan por un mal funcionamiento de las venas profundas o superficiales, y afectan entre el 2% y el 30% de la población adulta, siendo más comunes en mujeres. Los síntomas incluyen dolor, hinchazón, calambres, picor, pulsaciones e incluso úlceras en los casos más graves.
El estudio también identificó factores como el tipo de trabajo, destacando que estar de pie durante largos periodos aumenta un 45% el riesgo de desarrollar varices. Otros elementos considerados fueron la dieta, edad, tabaco, alcohol, ejercicio, obesidad, nivel educativo y enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión.
Los autores del estudio recuerdan que, aunque se trata de un trabajo observacional y basado en autoinformes subjetivos, los hallazgos son relevantes. “La hipersensibilidad al frío en los pies suele ser pasada por alto por su naturaleza subjetiva, pero no debe ignorarse”, advierten.
A pesar de que no se incluyó información sobre tratamientos médicos ni se establecieron relaciones causales, los investigadores piden a los sanitarios prestar más atención a estos síntomas aparentemente menores.
“El frío en las extremidades inferiores puede ser una señal de advertencia temprana de un problema venoso más serio”, concluyen. Por ello, recomiendan acudir a un especialista si estos signos se presentan de forma habitual, especialmente cuando se acompañan de pesadez o molestias persistentes en las piernas.
