Fue la noche de aquel fatídico primer jueves de diciembre cuando después de salir de un bar de la capital navarra se le perdió la vista y no se ha vuelto a saber nada más de ella.
Desde que desapareciese el pasado 7 de diciembre en Pamplona, la familia y amigos de Gabriela Reyes viven en vilo continuo.
Fue la noche de aquel fatídico primer jueves de diciembre cuando después de salir de un bar de la capital navarra se le perdió la vista y no se ha vuelto a saber nada más de ella.
Esa misma noche, su familia denunciaría la desaparición, que tres semanas después sigue sin resolverse y con apenas indicios que puedan ayudar a dar con su paradero.
Natural de República Dominicana, Gabriela Reyes había salido de su domicilio en el barrio de San Jorge para disfrutar de una tarde con conocidos en un bar en San Juan. Según han señalado algunas de las personas que estuvieron con ella la última noche de la que se tienen noticias suyas, un hombre se le habría acercado por detrás en el local y le habría dado un beso.
Tras ello, la joven se habría marchado momentos después llorando, según han contado los testigos, pero nunca regresaría a casa. Desde ese momento, tan solo se ha encontrado su bolso con pertenencias personales en una zona cercana al río Arga y la investigación se encuentra bajo secreto de sumario mientras pasan los días y la inquietud de su familia sigue creciendo.
Una extraña desaparición con la que se ha volcado la comunidad dominicana en Pamplona, que trabaja sin cesar para tratar de dar con Gabriela Reyes. Juntos, y con la ayuda de la Policía Nacional y bomberos, han rastreado la zona donde apareció el bolso y organizado batidas de búsqueda así como concentraciones en la Plaza del Castillo.
"Vamos a seguir luchando, día tras día, con todos los medios que tenemos para que esta situación se aclare de una vez por todas. No es normal, en ninguna ciudad española, que una persona desaparezca y que, pasado tanto tiempo, no se tenga la más mínima información de qué está pasando", señaló un portavoz de la familia durante la concentración, en la que numerosas personas mostraron fotos de la joven.
Por el momento, la policía mantienen abiertas todas las hipótesis. Según han publicado distintos medios no se habría descartado una desaparición voluntaria, aunque su entorno descarta este versión: "No era su costumbre no atender. Podían pasar unos días sin que hubiera comunicación, pero si llamaban algunas de las hermanas o primas, ella siempre respondía".
