Hoy me he levantado y he acudido raudo a la peluquería para que Maite me corte los cuatro pelos de rigor. Después, con mi perra Tota, me he dirigido al bar de Rosario a por mi pareja de cafés- Dios, qué bueno- para despertar al cerebro- ¿hay alguien?-. De ahí a la Academia. Debía llamar a Magdita para cerrar la compra de cierto material que necesito con urgencia.