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COMERCIO LOCAL

Adiós a un bar histórico de Pamplona que organizaba sus propias fiestas de San Fermín

Tenían el detalle de lanzar el Chupinazo a las 13 horas para no quitar protagonismo al original y disponían de un presupuesto de 300.00 pesetas al año.

Reportaje con el dueño del Bar Cali, Ramón Otazu. IRAITZ IRIARTE.
Ramón Otazu junto a la barra del bar Cali en la calle Amaya de Pamplona. IRAITZ IRIARTE.

Ramón Otazu Larrauri va a cumplir ocho años en el bar Cali, un local histórico de Pamplona que abrió sus puertas en 1952. Ha cerrado su actividad este jueves 31 de octubre, después de 72 años de historia en la capital navarra.

El bar Cali está situado en la calle Amaya 18 del segundo Ensanche. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local.

Ramón ha cumplido los 66 años y se va a jubilar. No hay nadie que tome el relevo gastronómico: En una entrevista a Navarra.com, señalaba: "Hemos estado en el bar Mikael muchos años hasta que cerró. Cuando se acabó el contrato del Mikael vinimos a esta zona. Estaba la opción del Cali para alquilar y aquí empezamos".

"Nuestro padre (Juan Otazu Abete) era hostelero, falleció cuando teníamos 18 años y nos dedicamos de lleno a la hostelería. Tenemos también el bar Savoy en la calle Bergamín", que dirige su hermano Aitor Otazu Larrauri.

"Yo nací en Lerín de donde era mi madre, pero hemos vivido toda la vida en Pamplona. Tengo ganas de jubilarme, pero hay que conseguir que todo se quede bien, que todo encaje, No hay relevo familiar", afirmaba Ramón. El local lo ha comprado un grupo empresarial.

Sus clientes se despiden de las especialidades de la casa "como los chipirones a la plancha de pintxo, un frito de gamba rebozada y una brocheta de langostinos, revuelto de langostino en tostada y un fundido de bacalao con queso y los gratinamos".

"Cuando llegamos nos contaban todo lo que había sido el Cali, los clientes, las fiestas que organizaban en Sanfermín con una orquestica. Cerraban la calle, montaban un pasacalles con Juan Cruz Alli con el saxofón, el torico de fuego y el chupinazo. Pero ahora han pasado los años, la gente se hace mayor y las cosas son diferentes", aseguraba Ramón Otazu.

La capea anual, el campeonato de mus, su pequeño programa sanferminero con verbenas, cabezudos, la charanga, y la carrera de ciclo a pie. Así discurría la actividad de un grupo de amigos que tenían como punto de reunión el bar California y como única pertenencia un pequeño almacén.

Estas actividades tienen como origen la inscripción en 1959 de un equipo de fútbol en el Trofeo Boscos. Con el nacimiento de pista crean otro equipo para la nueva modalidad. Las mayores cotas alcanzadas por el club fueron dos campeonatos de liga y varios subcampeonatos.

Sin rumbo fijo, se trasladaron por estos terrenos de juego: Salesianos, San Juan de Dios, Villava, Barañáin, Mutilva y Lezkairu. Paco Glaría, Isidro, Esquisábel, Ruiz, Escribano y Glaría III fueron algunos de sus jugadores más destacados.

En cuanto al Chupinazo el 6 de julio, tenían el detalle de lanzarlo a las 13 horas para no quitar protagonismo al original. Disponían en 1994 de un presupuesto de 300.00 pesetas al año, 200.000 subvencionadas por el Ayuntamiento de Pamplona, y el resto obtenidas de las cuotas anuales a mil pesetas por cada uno de sus 90 socios.

Entre su programa de fiesta, El Cali organizaba para los días 8, 10, 12 y 14 de julio cuatro toros de fuego, la actuación de la charanga 'Los jubilosos' formada por los socios del Cali y los kilikis. Todas estas actuaciones eran a las nueve de la noche en la calle Amaya.

La asociación cultural dispuso en 1994, por primera vez en su historia, de su propio pasacalles, compuesto por el maestro Turrillas: "Los del Cali metidos en juerga/ de la jota bailando al compás, con su temple le dan a la fiesta / alegría, sabor y algo más. Si tu quieres gozar compañero / con nosotros alegre estarás, y tendrás para siempre el recuerdo / de unas fiestas que no olvidarás".

Reportaje con el dueño del Bar Cali, Ramón Otazu. IRAITZ IRIARTE.
Fachada del Bar Cali en la calle Amaya de Pamplona. IRAITZ IRIARTE.

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