La ferretería Garca de Pamplona ha cerrado después de 40 años de atención y servicio a sus clientes. la tienda estaba en liquidación desde principios del mes de octubre y este jueves 24 de octubre ha sido el último día de trabajo.
La ferretería Garca está situada en la avenida de Pio XII 14, trasera. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra.
Como es el caso, por ejemplo, de la tienda de regalos Alehome en la calle Monasterio de Urdax 19, o la Mond Beauty Barber de los hermanos David y Jessica Montalvan.
El pamplonés Adolfo García Cañada de 53 años es el dueño de la ferretería Garca. El nombre de Garca viene uniendo el apellido de su padre (Regino García) y del de su madre (María Dolores Cañada).
Adolfo señala que la ferretería se ha convertido en una referencia en el barrio: "Ha cumplido 41 años abierta. Primero la cogió mi hermano Félix y luego yo que llevo casi 29 años trabajando. No cerrábamos ni en Sanfermines".
En cuanto al motivo del doloroso cierre, explica: "Creo que como autónomo nos están abrasando a impuestos porque no se vende lo que se vendía hace años".
Hay también otros motivos que obligan a echar la persiana de forma definitiva: "El barrio se ha quedado un poco viejo, mayor, y tanto internet como las grandes superficies nos han terminado de rematar", indica Adolfo García con tristeza.
Es una tienda que vende un poco de todo: "Llaves, sobre todo mucho menaje, tornillería, pilas, candados, bombillas.... Esto iba fenomenal hace años. De hecho estábamos dos personas. Luego me quedé yo solo porque iba a menos y ahora ya no se puede aguantar".
En cuanto a la opción de un posible relevo familiar o un traspaso, Adolfo señala: "Nada. Imposible. No quiere seguir nadie. No se atreve nadie porque nadie quiere ser autónomo. En la familia no hay relevo. Aún no hemos tanteado nada de traspaso".
"Es una pena terrible, pero cuando ya no se puede aguantar... No da para vivir como muchos negocios de alrrededor, que han cerrado como pescaderías o carnicerías. Nadie quiere seguir y en teoría es un sitio que está bien situado en la ciudad", asegura Adolfo.
A partir de ahora, debe buscar otra opción profesional: "De momento, buscar un trabajo porque me quedan unos años para poder jubilarme". La intención que tiene en cuanto al local "es venderlo". Los clientes "nos dicen que les da pena que cerremos, pero del que pena no se puede vivir".
Desde hace tiempo observaba que las ventas estaban cayendo: "Veíamos desde hace igual catorce años que iba bajando. Internet ha hecho muchísimo daño. La gente joven ya no compra en las tiendas y la gente mayor ya no viene porque tienen de todo y la pandemia hizo mucho daño", concluye Adolfo García.
