El bar restaurante Montblanc resiste con éxito el paso de los años en el mismo lugar de siempre, la avenida de Sancho el Fuerte número 20 de Pamplona.
El local está muy cerca de la nueva plaza Leonor de Trastámara donde está el nuevo bar La Jota con su terraza y la cervecería Louisiana en una zona con mucha vida y un parque para niños sin coches cerca.
El Bar Montblanc es acogedor, no muy ancho, con una clientela muy fiel y sobre todo con una comida casera y tradicional. Solo cierra los domingos y la atienden cuatro personas: los hermanos Izco Montoya (Carlos, Pedro y Ricardo), junto a Amanda Chirito que ya es casi como de la familia.
La historia del establecimiento supera los cincuenta años, cuando se construyeron las torres de Huarte y los primeros edificios de la avenida Sancho el Fuerte. El primer dueño fue Benito Aramendía que se jubiló hace 34 años.
El bar no se cerró. Llegó la familia Izco Montoya desde Noáin y fueron los padres, Pedro y Paca, los que decidieron seguir con el negocio en 1988, ya que contaban con la experiencia de trabajar en un bar en Noáin.
La madre, Paca, era una cocinera espectacular. De ella guardan recetas de la comida tradicional y muy navarra que ofrecen cada día, como las croquetas de jamón.
"Mi madre ha sido una grandísima cocinera. Vino Chema Olazabal, el golfista, con el dueño del hotel Londres y le hico unas alcachofas con almejas de lujo en Zuasti y se la quiso llevar a trabajar al hotel Londres de Donosti", asegura Pedro Izco Montoya.
"Esto lo compró mi padre y estuvo hasta hace veinte años y nosotros llevamos treinta y cinco. Estamos los tres hermanos con Amanda, que lleva ocho años aquí. Estamos mejor cuatro porque si coges a otro se te va lo poco que puedes ganar. Ahora descansamos el domingo y descansamos un poco".
Están contentos con el negocio: "Ahora se ha trabajado bien en el verano, pero se ha complicado con la subida de la luz. Pagamos el doble que antes y es una locura. Me da miedo el invierno y está complicado para todos los negocios", asegura Pedro Izco.
"Hay bares por ahí que son buenos pero los hijos no quieren seguir y es el mismo caso que nosotros. Yo tengo 52 y mis hermanos 54 y 57. Aún nos queda vida laboral pero no tanto. Los hijos no se van a quedar. Lo veo clarísimo. No hay relevo y pasa en muchos bares de Pamplona que son buenos".
Pedro Izco reconoce que ha cambiado el negocio "porque hay gente que se lleva la comida casa y muchos bares cierran después de comer. Nosotros no porque hay que preparar y así andamos. Lo que hacemos es comida casera".
Destaca algunas de las especialidades del Montblanc: "Mucha verdura de la huerta y mucho tomate. Le pegamos mucho a la caza. Hacemos muy buena la paloma. El cardo... La gente que tiene horario partido viene a comer con un precio módico de 13 euros el menú del día. Se come bien con un precio razonable y la atención es buena".
Pedro Izco asegura que todo el que entra en el bar, repite: "Hay gente que viene comiendo aquí veinte años. Luchando mucho. Está la cosa delicada. Hay que estar encima encima y aún así cuesta porque ha subido todo mucho. Los huevos están al doble de precio".
Nos habla de las famosas croquetas del Montblanc: "Me dicen mis hermanos que no te diga nada porque nos van a matar a preparar croquetas. Son muy buenas. Además tenemos verdura, cazuelicas, menudicos, ajoarriero, callos, manicas de cerdo, cordero al chilindrón, carrilleras...".
Es un bar donde se cocina con mimo y la clientela son los de siempre: "La paloma se vende demasiado, los fritos, ensaladas, verduras, pochas, garbanzos. Mi hermano hace un gazpacho en verano que es una locura. Cenas también damos. Hay que luchar mucho", señala Pedro.
La seña de identidad y el secreto del Montblanc es el siguiente: "Compramos caro, compramos lo mejor. El aceite mejor que hay, el pescado lo compramos a Guerendiain lo mejor y vale dinero".
Pedro Izco lo tiene muy claro: "No puedes comprar en una gran superficie barata y hacerlo muy bueno. Para hacer muy bueno hay que comprar muy bueno. Ha traído mi hermano un bonito de 18 kilos que estaba buenísimo, impresionante, y ha hecho una fritada con tomate casero y pimiento de la huerta verde buenísimo", concluye Pedro Izco.
En cuanto a las reseñas del bar en google hay nada menos que 299 publicadas con una puntuación de 4,3 sobre un máximo de 5: "Ambiente muy agradable, sobre todo en la terraza. Siempre están dispuestos a echar una mano para que estés a gusto. Los frutos de gamba don espectaculares".
"Me lo ha comentado mi padre y es verdad . Se come muy bien y el trato muy majos. Muy buena cocina casera y muy buen trato. Ideal para comer, cenar, almorzar o echar un pincho".
"Gran bar restaurante de barrio. Comida muy casera y riquísima!!!. Que recuerda a la comida de la madre y abuela de toda la vida. Los dueños que son tres hermanos. Muy majos y trabajadores".
"Están atentos a lo que necesita cada cliente. Cosa que se agradece un montón. El ambiente muy agradable y familiar. Que en pocos sitios se ve. Así que... A probar su comida casera. Seguro que no os defraudará", aseguran las reseñas en Google.
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