El empresario José Ochoa fundó este negocio a mitad del siglo XIX en 1853. Con casi 160 años de historia la actual cerería y confitería Donezar es una de las tiendas con más solera del Casco Antiguo de Pamplona.
La familia Donezar está al frente del negocio desde 1904. Una tienda especializada en fabricar velas y confitería artesana en la calle Zapatería 47 de Pamplona.
La compró Justo Donezar, luego la llevó su hijo Joaquín, luego su nieto Joaquín Donezar Desojo y ahora uno de los dos hijos del nieto, Joaquín Donezar Polo, que cumple la cuarta generación desde 2006 y la sexta desde que la tienda se abrió.
Joaquín Donezar Polo, a punto de cumplir 40 años, ha explicado a Navarra.com como fueron los inicios: "El negocio lo compró Carlos Ochoa 'el amescoano'. De ahí paso su hijo y en esa época trabajó Julián Gayarre en la tienda que era del Roncal y lo mandaron a Pamplona a buscar trabajo a casa de José Ochoa".
Explica una anécdota que han conocido gracias a una biografía del tenor navarro: "Cuando estaba Gayarre de 'maca' (repartidor) en la tienda pasó una banda de música y se fue con ella. Abandonó su puesto de trabajo y le despidieron. A los años, cuando volvió a Pamplona en Sanfermines invitó a sus amigos a unos dulces en esta misma tienda".
El bisabuelo de Joaquín le compró a Ochoa la tienda, de su bisabuelo a su abuelo, a su padre y ahora él. "Llevo aquí unos quince años. Toda la vida porque yo vivía en la casa de mis padres en el segundo piso justo encima de la tienda. El día que di el paso fue con 25 años. Yo estudié informática y trabajé un año en una empresa, pero ayudaba desde siempre en todo en casa con el negocio familiar", comenta.
"Tengo dos hijos de 1 año y de 3, así que todavía es pronto para saber si hay relevo. Les dejaría la libertad de que busquen ellos su afición. Si les gusta ¿por qué no ?, pero vete a saber dónde estaremos", reflexiona sobre el cambio constante en el comercio.
Con el Covid-19 por medio, el negocio ha seguido: "Vamos navegando. Ha sido un parón muy fuerte y un reto porque hubo que cerrar. Podíamos vender confitería, pero no cerería con una laguna legal que nadie explicaba. Hice un ERTE como tantas empresas y me quedé solo".
"Un día vine y metí todo el pedido online en una bolsa de vacío con un sellado y esa bolsa la metía dentro de otra. Al entregarlo se lo daba al cliente sin tocar la bolsa interior y hablaron muy bien de mí en Facebook y hubo muchos pedidos aunque fueran pequeños. Eso me ayudó a sacar a la gente rápidamente del ERTE. También el Covid me costó que mi padre murió.", recuerda con tristeza.
Hay cinco personas trabajando: "Tres dependientas: Lourdes, Mari José e Iranzu, y Javier en el obrador conmigo. Intentamos pelear. Ahora hemos hecho un cambio. Hemos abierto también los sábados a la tarde desde el 11 de enero. Es una apuesta porque hay que contratar a una persona más a tiempo completo. Puede ser positivo y creemos que va a funcionar. Queremos dar facilidades a los clientes y con eso vamos poco a poco saliendo de la crisis", asegura Joaquín.
Una de las cosas más curiosas para los clientes que entran en la tienda es que siguen vendiendo velas: "Se venden y muchas. Ha habido una transformación. Los años de mi abuelo y posteriores se vendían más a la Iglesia y ahora el principal cliente, además de procesiones y la Iglesia, es la gente que quiere tener una vela de cera de abejas en su casa encendida con trozos cortados lo más natural posible", indica.
También hacen velas para películas de cine: "Nos adaptamos a la cantidad y número de mecha para conseguir la llama que desean y el tamaño que nos piden, con más o menos llama, con más o menos humo. Todas las películas de aquí cerca que las necesitan nos piden velas".
En cuanto a la confitería, Joaquín asegura: "Hacemos todo nosotros. Seguimos con el concepto y la idea de que sea lo más natural y artesano posible. Para las mermeladas tenemos unos árboles que plantó mi padre en Olite y en Milagro. Las nueces son de los nogales que plantó el papá, el membrillo lo hacemos con los que plantó el papá...".
Las pastas las mantienen "con mantequilla fresca, huevos, azúcar, harina y levadura. La mermelada la hacemos nosotros. El chocolate es puro. No es muy fuerte porque hay que pensar en los niños y no solo en las personas mayores. Los rellenos de mantequilla también se hacen en el obrador, como el turrón royo de avellana, almendra o piñón con la miel de casa", afirma el dueño de la tienda.
Han cerrado la semana pasada para una reforma con el objetivo de adecentar el almacén situado junto a la tienda, ya que se trata de un negocio muy antiguo, de 1853: "El cliente no lo va a notar. Tienen la suerte de tener en su ciudad la única confitería y cerería que queda en España porque no queda ni una más", asegura Joaquín Donezar.
Quiere dejar claro que es totalmente diferente a la pastelería industrial, sin criticarla: "Se trabaja todo con lo más natural posible con ingredientes de máxima calidad, intentando buscar los sabores y la calidad que hemos perdido con los años o con la velocidad de la vida de ahora. Es artesanía y esa naturalidad que le quieres dar al producto, donde no hay nada congelado y si se acaba se acaba".
Joaquín Donezar Desojo, 45 años en la tienda
El que fuera confitero y cerero Joaquín Donézar Desojo falleció hace apenas un año, el 3 de marzo de 2021 a los 76 años. Popularizó el chocolate y los dulces desde su establecimiento situado en el número 47 de la calle Zapatería de Pamplona.
Fue el tercero de tres varones, nació en la misma calle donde trabajó durante 45 años. En el obrador del establecimiento familiar se estrenó a los 15 años ayudando a su padre, Joaquín y a su tío Cesáreo. Fue el único de los hermanos que continuó la tradición familiar.
Se casó con Asunción Polo Guilabert, disfrutó de su trabajo y se jubiló en 2009 cuando tenía 65 años. En la Pamplona en la que él comenzó a trabajar había dieciocho cereros. Cuando su hijo Joaquín le tomó el relevo en el negocio solo quedaba su tienda.
- Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
- Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.