El conocido hotel restaurante de un pueblo de Navarra que destaca por comida casera y su catering: "Cada vez va a más"
Celebran bodas, comuniones y banquetes familiares, mientras que la cafetería con terraza y su jardín brindan un espacio más distendido para los clientes.
Pilar Llamas, Leonardo Vinacua y Eva González en el bar del hotel Yamaguchi. Navarra.com
A solo 30 kilómetros de Pamplona, en plena carretera de Sangüesa a Javier, este establecimiento se ha convertido en un referente para quienes buscan turismo interior y buena gastronomía.
Su ubicación, cercana a enclaves como el embalse de Yesa, conocido como el mar del Pirineo, la Basílica de San Francisco Javier o el monasterio de Leyre, lo hace ideal tanto para viajeros como para peregrinos que recorren la ruta aragonesa del Camino de Santiago.
Con 40 habitaciones, el hotel ofrece un entorno tranquilo y alejado del bullicio, a solo 200 metros del casco urbano. Pero si algo se distingue es por su restaurante, que a diario sirve un menú del día por 17 euros, con cuatro primeros, cuatro segundos y postre.
En su salón para 300 comensales, se celebran bodas, comuniones y banquetes familiares, mientras que la cafetería con terraza y su jardín brindan un espacio más distendido para los clientes.
El hotel Yamaguchi de Sangüesa tiene historia. En 1976, Manuel Vinacua Lafuente y su esposa María Antonia Armendáriz López abrieron las puertas del establecimiento. En 1988, el testigo pasó a la siguiente generación: sus hijos Leonardo y Juan Vinacua Armendáriz, que aún hoy siguen al frente del negocio.
A sus 63 años, Leonardo Vinacua empieza a pensar en el retiro. “Estoy en puertas. Mi hermano Juan tiene 15 años menos, así que él sigue con más fuerza”, explica. Sin embargo, la nueva generación ya ha empezado a incorporarse al negocio. “Desde hace poco trabaja mi sobrino, Alejandro Vinacua González, que tiene 18 años. Parece que esto va a continuar”, comenta con satisfacción.
La vida en la hostelería ha sido intensa. “Aquí me han salido los dientes cocinando y sirviendo a la gente. Mis padres tenían un bar-restaurante en Sangüesa, y en 1976 abrimos el hotel. Han pasado casi 50 años, y aunque es un negocio bonito, también es muy duro”, admite. “Me jubilo en dos años, porque esto quema mucho. Es un trabajo físico y ya no tengo la misma energía”.
El hotel ha evolucionado con el tiempo. “Además del hotel, restaurante y cafetería, en la pandemia apostamos por el catering, y nos está funcionando muy bien. Trabajamos con colectivos, pueblos y empresas, y cada vez va a más”, detalla.
Actualmente, el negocio cuenta con nueve empleados, de los cuales cuatro son de la familia. En temporadas altas o fines de semana, la plantilla aumenta. “Hemos llegado a tener 40 trabajadores. Antes era diferente, pero ahora tenemos que ajustarnos. El restaurante de 300 plazas solo lo abrimos viernes y sábado por la noche, y el resto de la semana pasamos el servicio a la cafetería”.
En lo gastronómico, el Hotel Yamaguchi sigue manteniendo su oferta. De lunes a jueves, el menú del día atrae a clientes habituales. El catering, con 400 comidas diarias, se ha convertido en una parte fundamental del negocio. “En marzo empieza el movimiento con la Javierada y con peregrinos del Camino de Santiago. A partir de ahí, la temporada despega”.
A pesar de los cambios en el sector, el negocio sigue firme. Leonardo Vinacua lo tiene claro: “Más que comida y bebida, vendemos felicidad”.
Fachada del hostal restaurante Yamaguchi en Sangüesa. Navarra.com
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