• domingo, 12 de octubre de 2025
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COMERCIO LOCAL

El emotivo adiós de una tienda de Pamplona de toda la vida: “Gracias por cada sonrisa, por cada conversación”

Su especialización en ropa de calidad y el trato cercano de sus propietarios y trabajadores le permitieron ganarse una clientela muy fiel.

Fachada de la tienda de ropa de niños Rocafort en Pamplona con el cartel de despedida. Navarra.com
Fachada de la tienda de ropa de niños Rocafort en Pamplona con el cartel de despedida. Navarra.com

El escaparate de una tienda de Pamplona se ha llenado de emoción estos días. En el cristal, un cartel escrito con cariño ha puesto fin a casi medio siglo de historia. “Queridos amigos y clientes. Gracias por tanto”, se puede leer en letras grandes, acompañando al mensaje de despedida de los dueños de un pequeño comercio que ha formado parte de la vida del barrio durante generaciones.

Este mensaje pertenece a la tienda de ropa infantil Rocafort, situada en pleno barrio de Iturrama, que ha cerrado sus puertas después de casi 50 años vistiendo a los más pequeños. El cierre ha conmovido a vecinos y clientes que, durante días, se han detenido ante el escaparate para leer las palabras de agradecimiento de la familia Prieto-Rocafort.

El negocio nació cuando Iturrama apenas era un puñado de calles nuevas. Los fundadores, José Prieto Elso y Mª Ángeles Rocafort Lozano, apostaron por abrir una tienda en un barrio que aún no contaba con todos los servicios. Lo hicieron con intuición y mucha confianza en el futuro de aquella zona que comenzaba a crecer.

Con el paso de los años, el comercio cambió de ubicación varias veces: empezó en las casas del grupo Rinaldi, se trasladó a la calle Iñigo Arista y, finalmente, se instaló en Serafín Olave 31, donde ha permanecido cerca de cuatro décadas.

Durante todo este tiempo, Rocafort se ha convertido en una referencia en moda infantil en Pamplona. En sus estanterías se podía encontrar ropa de 0 a 16 años, prendas de diario y también conjuntos para ocasiones especiales. Su especialización en ropa de calidad y el trato cercano de sus propietarios le permitieron ganarse una clientela fiel. Muchos de los que compraban allí en los años ochenta y noventa han vuelto después con sus hijos y, más tarde, con sus nietos.

A comienzos de junio, los dueños colocaron en el escaparate varios carteles que anunciaban la liquidación total con descuentos de hasta el 50%. El cierre era inminente, pero nadie esperaba que el adiós llegara con tanta carga emocional. Días después de bajar la persiana, la familia colocó un cartel que pronto se ha convirtido en una despedida compartida por todo el barrio.

Queridos amigos y clientes. Hoy nos toca compartir con vosotros una noticia cargada de emociones: después de más de 45 años dedicados a vestir a los más pequeños en tantas familias, nuestro comercio cierra sus puertas”, comienza el texto, visible desde la calle.

Las siguientes líneas resumen toda una vida de trabajo, esfuerzo y cariño: “Han sido décadas de ilusión, de esfuerzo y, sobre todo, de cariño. Hemos visto crecer a varias generaciones: niños que llegaban de la mano de sus padres y que con el tiempo volvieron con sus propios hijos. Este vínculo tan especial nos ha hecho sentir que más que un negocio éramos parte de una gran familia”, expresan los propietarios.

El mensaje continúa con unas palabras de agradecimiento que han emocionado a muchos vecinos: “Queremos expresar nuestra gratitud más sincera. Gracias por vuestra confianza, por cada sonrisa, por cada conversación, por cada momento compartido en esta tienda que fue también nuestro hogar. Sin vuestro apoyo y fidelidad nada de esto habría sido posible”.

Y termina con una despedida que deja abierta una nueva etapa: “Nos despedimos con el corazón lleno de recuerdos y de orgullo por el camino recorrido. Aunque cerremos esta puerta, os esperamos con alegría en Brotes, convencidos de que allí seguiremos compartiendo muchos momentos juntos. Gracias por tanto. Con todo nuestro afecto y agradecimiento. La familia Prieto-Rocafort”.

Las reseñas de los clientes reflejan el mismo cariño que se respira en el cartel. Muchos la describen como una “tienda de barrio con historia”, donde el trato era tan importante como la ropa. “Son muy amables, ropa muy mona y buena calidad a unos precios razonables”, escribe una clienta habitual. Otros destacan “la ropa de una calidad como la de antes, todo precioso y el trato hacia los clientes exquisito, todo muy bien mostrado, da gusto comprar en esta tienda”.

El cartel de despedida de Rocafort ha convertido su cierre en algo más que el final de un negocio. Ha sido un gesto cargado de gratitud hacia un barrio que la vio nacer y crecer, y que ahora la despide con la misma cercanía con la que abrió sus puertas hace casi medio siglo.

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