El pamplonés Jesús Ainzía Caridad, de 63 años, ha bajado la persiana de su etapa laboral después de más de 40 años de oficio entre cuchillos, mostradores y clientes fieles en Pamplona. La jubilación le ha llegado con la satisfacción del trabajo bien hecho y con la tranquilidad de haber encontrado a alguien que continúe el negocio que durante décadas llevó su apellido.
Es uno de los carniceros más antiguos del segundo Ensanche de la capital navarra. Su pequeña tienda está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como la conocida tienda trofeos Sago o la tienda Tapicería Javier en la calle Tafalla.
“Tanto como abandonar no. Seguiré viniendo, pero lo que es detrás del mostrador no estaré. Ya me han dado la resolución favorable y a ver cuándo empezamos a cobrar la jubilación. Ahora el delantal me lo pondré en casa”, ha explicado entre risas el veterano carnicero, consciente de que empieza para él una nueva vida.
El traspaso se había puesto en marcha hace tiempo, en paralelo a la cuenta atrás hacia su jubilación. Al final, la continuidad del puesto ha sido posible. “El cambio no me supone nada especial. Bien. A ver si empiezo a disfrutar un poco de las cosas. Ahora le estoy ayudando un poco a la nueva dueña. Ella por lo visto se enteró a través de otro compañero de la plaza. Le pareció bien el precio del traspaso y para adelante. Es decidida y yo creo que funcionará”, ha relatado con confianza.
Ainzía ha recordado que comenzó oficialmente en el oficio en 1985, nada más terminar la mili. Desde entonces no se ha movido del mostrador: “Toda la vida. Ahora andar en bici, leer, hacer crucigramas, escribir un poco y nada más. Pasear por ahí, ver obras… Los compañeros del mercado se alegran porque me vaya jubilado”, ha contado con una sonrisa. “Podía jubilarme con 63 años. Me han quitado un poco y a vivir que son dos días. No tengo ninguna pena”, ha remarcado.
Su puesto en el número 22 del Mercado del Ensanche de Pamplona, la carnicería Ainzía, ha sido testigo de miles de historias durante cuatro décadas. “Hay muchas anécdotas e historias y en una plaza más porque no es la calle, con personas que han ido pasando por los puestos y conoces a mucha gente. De todo ha habido”, ha reconocido con nostalgia.
El relevo lo ha tomado María Jaramillo Alegría, de 55 años, natural de Colombia y vecina de Pamplona desde hace 25 años. Ha decidido rebautizar el negocio con el nombre ‘Entre dos carnes’ y comenzó a trabajar el pasado 5 de septiembre. Hasta ahora había trabajado como cocinera en distintos locales de hostelería, pero un curso en el gremio de carniceros le abrió una nueva oportunidad: “Me gustó y adelante”, ha afirmado.
En estos primeros días Jaramillo se ha centrado en conocer a la clientela y en ir asentando su proyecto. “Jesús es una persona muy agradable y muy bien. Me ayuda mucho. Tiene paciencia para explicar y enseñar. Es un cacho de pan. Me está ayudando a ubicarme. Yo con toda la ilusión en un proyecto nuevo”, ha manifestado agradecida.
Su trayectoria en Navarra ha estado ligada al trabajo. Ha pasado por Asturias, Tafalla y finalmente Pamplona, donde también fue cocinera en el bar Artica. “Siempre he trabajado con gente de aquí. Al principio cuesta porque sois un poco desconfiados, pero luego amigos para toda la vida”, ha rememorado. Hoy vive asentada en la capital navarra con sus tres hijos, ya mayores y con trabajo.
La nueva propietaria ha explicado que mantendrá el género que vendía Jesús y que su idea es incorporar en el futuro productos de caza. “Es una gran noticia que siga la carnicería. Menos mal que hay gente que se arriesga a continuar con el negocio”, ha expresado convencida de que el relevo generacional mantendrá vivo el puesto en el mercado.
