• domingo, 05 de mayo de 2024
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COMERCIO LOCAL

Ainara, la tatuadora navarra que triunfa y atrae a los clientes con un curioso coche con ataúd

La joven tatuadora está especializada en tatuajes de línea fina y abrió su estudio hace un años. 

Inkguz Tattoo en la Plaza Iturgain 8 de Orcoyen. IÑIGO ALZUGARAY
Inkguz Tattoo en la Plaza Iturgain 8 de Orcoyen. IÑIGO ALZUGARAY

Ainara Ciriza es una joven navarra de 28 años que ha sabido hacerse hueco en el mundo del tatuaje dentro de la Comunidad foral. Hace algo más de un año abrió su estudio, Inkguz Tattoo, en el número 8 de la plaza Iturgain de Orcoyen, junto al ayuntamiento de esta localidad. Desde entonces, muchos clientes han llegado atraídos por el boca a boca de otros usuarios y, también, por el peculiar coche tuneado con un ataúd con el que promociona su negocio.

Esta tatuadora se ha sabido ganar a la clientela con sus delicados tatuajes de línea fina. Aunque también trabaja otras técnicas como el microrrealismo, realismo, blackwork. Recientemente, se ha incorporado a Inkguz Tattoo otra tatuadora. Se trata de Lidia Pedrosa, quien trabaja la línea fina a color, así como la micropigmentación de cejas y labios. 

Ainara reconoce que no sabe muy bien cómo acabó dedicándose a la profesión de tatuadora, lo cierto es que a Ainara siempre le llamó la atención el dibujo. "Hice unos diez años de clases de dibujo y pintura, pero nada académico", explica. Por aquel entonces, era su hobby.

A los 18 años, comenzó la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Navarra. Se decantó por esos estudios porque estaban vinculados con el ámbito de la creatividad. No obstante, considera que no dio en la diana con esta elección. "A medida que avanzaba la carrera me daba cuenta de que no era lo que estaba buscando". 

Inkguz Tattoo en la Plaza Iturgain 8 de Orcoyen. IÑIGO ALZUGARAY
Ainara tatúa a una clienta en el estudio Inkguz Tattoo. IÑIGO ALZUGARAY

Fue en ese momento cuando empezó a aprovechar algunos momentos de las clases para mirar dibujos de tatuajes. "Por aquel entonces no tenía ninguno, pero era algo que me llamaba la atención", reconoce. Pronto corrió la voz y empezó a recibir peticiones de gente que le encargaba los diseños de los tatuajes que se iba a hacer. 

Poco a poco, se le despertó el gusanillo y empezó a barruntar la idea de ser ella misma la que plasmara esos diseños, que dibujaba sobre papel, en la piel. "Una amiga me dijo que probará a tatuar y me lancé", confiesa.

La decisión coincidió con un momento de su vida en el que se había trasladado a Madrid. "Me fui a buscarme la vida, a ver si me salían unas prácticas de publicidad. No salieron pero, a cambio, aproveché mi estancia allí para formarme como tatuadora", cuenta. Y se muestra satisfecha con este cambio de planes. 

Eso sí, el regreso a Pamplona fue duro: "Era principiante y la gente no se fiaba", rememora. De todas formas, supo abrirse un caminos. "Empecé tatuando a conocidos". Y eso fue evolucionando hasta lo que es hoy Inkguz Tattoo. 

Las redes sociales le ayudaron mucho para darse a conocer. "De repente pegué un boom terrible", confiesa. Pero durante mucho tiempo compaginó el tatuar con otros trabajos. 

Hace algo más de un año decidió que debía lanzarse a la aventura de establecerse como tatuadora a tiempo completo. Decidió entonces abrir su propio estudio, Inkguz Tattoo. "Estoy supercontenta", asegura. En este tiempo, el boca a boca de sus clientes habituales ha hecho que muchas otras personas se interesen por el trabajo de esta joven tatuadora. 

Trabaja con muchas temáticas, aunque hay una que disfruta mucho. En el Instagram de Inkguz Tattoo se repiten los tatuajes de animales. Especialmente, perros y gatos. "Me encantan los animales", asegura. Y puntualiza que ella misma tiene perro. De ahí que le guste dejarlos inmortalizados en la piel. 

Por contra, los tatuajes a los que más respeto tiene son los retratos de personas. "No he tenido muchos encargos de este tipo", reconoce. "Son más difíciles porque, además de parecerse a la persona en cuestión tienen que transmitir", subraya. 

INKGUZ TATTOO EN UN ATAÚD

Aparcado cerca del estudio hay un coche que no deja indiferente a nadie. Primero, porque tiene un ataúd en el techo. Y, además, en uno de los asientos trasero viaja un esqueleto. Se trata de una de las creaciones de Ainara y su pareja. "A él le vuelven loco los coches", destaca. Por eso, cuando compraron este vehículo, un Volkswagen Golf 3 Variant, decidió hacerle un cambio de imagen. Desde entonces, este coche se ha convertido en uno de los grandes reclamos de Inkguz Tattoo. 

"Llama mucho la atención, para bien y para mal", comenta divertida Ainara. "Hemos tenido hasta haters". Y se sorprende de que, dos años después, le sigan llegando clientes preguntando por el llamativo coche.

Inkguz Tattoo en la Plaza Iturgain 8 de Orcoyen. IÑIGO ALZUGARAY
Ainara junto al mural que da la bienvenida al estudio Inkguz Tattoo y que pintó ella misma. IÑIGO ALZUGARAY

Primero decidieron que querían tener un coche 'rat road'. Es decir, deliberadamente oxidado o desgastado. "Estuvimos un verano entero trabajando. Él aplicó el óxido artificial y yo me encargue de la parte artística con las pegatinas y los dibujos". explica la tatuadora. 

Después, decidieron que faltaba la guinda: un ataúd en el techo y un esqueleto en el asiento trasero. "A mi novio se le ocurrió escribir en él el nombre del estudio". "La gente lo hizo viral. Me pasaban vídeos. Mucha gente ha llegado al estudio a través de él. Como publicidad ha funcionado bien", reconoce. 

Este curioso coche no es la única obra artística a lo grande de Ainara. A la entrada del estudio, recibe a la clientela un gran mural, hecho con sus propias manos. "Estuve buscando a gente que hiciera murales, pero pensé que lo mejor era hacerlo yo porque sé dibujar y encima da confianza a los clientes ver que lo ha pintado la persona que les va a tatuar", indica. 

Tras más de un año de rodaje con Inkguz Tatto, se muestra muy contenta con su evolución porque los clientes no han dejado de llamar a su puerta. "El perfil es muy variado, pero sí que diría que vienen más mujeres y, sobre todo, personas jóvenes", detalla. "Pero hay de todo", remarca. Y llegan desde todos los puntos de la Comarca de Pamplona. "Me doy cuenta de que hay temporadas en las que tatúo más a vecinos de una población concreta, pongamos de ejemplo Villava. Suele ser porque he tenido algún cliente de ahí que está recomendándome a sus conocidos", indica. 

Ainara pone ya el foco en su futuro y asegura que tiene más proyecto para Inkguz Tattoo. "Me gustaría dar más servicios. Por ejemplo, piercings o láser". Eso todavía tendrá que esperar un poco, pero tiene otro sueño que le gustaría cumplir próximamente: "Tengo ganas de ir a alguna convención de tatuajes", asegura.


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Ainara, la tatuadora navarra que triunfa y atrae a los clientes con un curioso coche con ataúd