Tiene 24 años, nació en Madrid, y desde los tres ha vivido en Pamplona, donde asegura sentirse completamente en casa. Hija de una familia ecuatoriana afincada en la capital navarra desde hace más de dos décadas, Yaiza Pozo Nazate ha dado este jueves 22 de mayo un paso valiente: abrir su primer negocio propio.
Lo ha hecho con determinación, con muchas horas de preparación y, sobre todo, con una pasión que le acompaña desde niña: los animales. Su tienda está en uno de los barrios más populares de la capital navarra. Muy cerca de la taberna Albeniz de Pedro Sanz y de la bodega Leyre de Alberto Urralburu.
“Siempre me han encantado”, confiesa. En casa tiene dos mascotas y no duda en hablar con ternura sobre ellas. Se ha formado como técnico veterinario y ha trabajado en clínicas, pero hasta ahora nunca había estado al frente de un proyecto. “Me surgió esta oportunidad de coger esta tienda, que ya se dedicaba a lo mismo, y pensé que no era empezar de cero. Me lancé”.
Detrás del impulso también ha estado su entorno. “Mis padres me han apoyado muchísimo. Me dijeron que lo que hiciera falta”, cuenta agradecida. También menciona con cariño la ayuda de su pareja, con quien comparte piso en Sarriguren, tras haber vivido durante años en la avenida de Pío XII.
En el camino no ha estado sola. Junto a ella trabajan una veterinaria y una peluquera canina, con las que ofrece un servicio completo: consultas generales y especializadas, vacunación y desparasitación, análisis clínicos, ecografías, diagnóstico por imagen, cirugías y limpieza dental.
Todo está preparado para que perros y gatos reciban la atención que merecen. Solo ha sido necesario poner al día el papeleo, pedir los productos y tramitar los permisos. “Estoy con muchas ganas y mucha ilusión”, asegura con una sonrisa.
La apertura ha sido también una fiesta de barrio. A las 17:00 horas, amigos, vecinos y clientes potenciales se acercaron para conocer el local. “Pasaron muchos perritos. Gente con gatos también se paraban a mirar y entraban. Me decían que estaban muy alegres de que la tienda volviera a abrir”, relata. Hubo fotos, charlas y mucha emoción compartida.
Entre los productos que ofrece, Yaiza destaca uno que le hace especial ilusión: la comida húmeda para perros de la marca Natsbi, una ración diaria que también sirve como suplemento alimenticio. “En otras tiendas no la he visto”, comenta, orgullosa de haber apostado por algo diferente.
Pamplona, dice, es una ciudad “tranquila y cercana, donde todos nos conocemos”. Le gusta la tortilla, ha trabajado en bares durante los Sanfermines y siente que aquí está todo lo que necesita. “No me voy de Pamplona”, dice rotunda.
Hasta hace pocos meses, el local tenía un nombre que muchos del barrio todavía recuerdan con cariño. Durante trece años, la clínica veterinaria estuvo dirigida por la pamplonesa Cristina Asenjo, que decidió cerrar en octubre de 2024 para tomarse un respiro. En redes sociales se despidieron con un mensaje lleno de gratitud: “Gracias por habernos hecho la vida más bonita con vuestras visitas. Nunca os olvidaremos”.
Ahora, con nuevas manos al frente, la clínica Mi Amigo ha vuelto a abrir en la calle Manuel de Falla 31 bajo, en pleno corazón de la Milagrosa. Y aunque el cartel es el mismo, detrás hay una nueva historia. La de Yaiza, que ha demostrado que con pasión, apoyo familiar y mucho trabajo, los sueños pueden comenzar a hacerse realidad.
