A media mañana, cuando el sol empieza a asomar entre los edificios de un barrio de Pamplona, es fácil ver cómo se llena una terraza que se ha convertido en lugar de encuentro para muchos vecinos. No hay prisa. Se pide un café, un pincho, y siempre cae algún comentario sobre la tortilla, “la de beicon con ali oli” o “la de setas con queso”, que ya son un clásico. Quienes pasan por allí saben que todo es casero, desde los fritos hasta los bizcochos.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra, como la bodega Núñez situada en la calle Guelbenzu o el bar bodegas Leyre en la misma calle Manuel de Falla.
El negocio lo empezaron tres socios en 1985, pero solo uno ha aguantado el pulso de las décadas. Pedro Jesús Sanz Benito, natural de Corella, llegó hace justo cuarenta años con su mujer, Loli López, también corellana, con el sueño de levantar un bar. Hoy, a sus 64 años, Pedro ha decidido que ha llegado el momento de colgar el delantal. “Llevo muchos años cotizados y ya me vale”, comenta con una mezcla de alivio y cierta nostalgia. No hay fecha cerrada, pero tienen claro el objetivo: empezar 2026 con un nuevo propietario al frente.
Ella también se quiere jubilar. “Qué remedio, si se jubila el jefe… Con 62 años ya tengo bastantes años cotizados. Ya no tengo ganas de trabajar, sino de estar con los nietos, la familia y otro tipo de actividades”, cuenta Loli, que desde hace casi diez años se ocupa de la cocina. Lo hace desde que se retiraron su hermana y su cuñado, que también formaban parte del equipo.
El bar sigue abriendo puntualmente a las 8:30 de la mañana y mantiene el mismo espíritu de siempre: tapeo, pinchos, tortillas, cafés y un trato cercano. “Nos dedicamos a los pinchos, fritos caseros de huevo, pimiento, croqueta, jamón y queso, y a las tortillas de patata normal, de beicon con ali oli y de setas con queso”, enumera Pedro.
Otro de los sellos del local son sus cervezas artesanas navarras, que rotan cada cierto tiempo: “Tenemos tiradores y vamos variando. Ahora es la moda y ahí andamos”, añade. También preparan bocadillos y raciones sencillas, en un espacio que fue reformado y que ahora cuenta con un gran ventanal hacia la calle.
Aunque el negocio funciona bien, ninguno de sus dos hijos, de 33 y 31 años, ha querido seguir la tradición. Tienen sus propios negocios, sin relación con la hostelería, así que la pareja busca una nueva persona o pareja que tome el relevo. “Nos gustaría encontrar a alguien con ganas de seguir. Solo hace falta dedicación y cariño, como en todos los negocios familiares”, afirma Loli.
No lo dicen solo ellos. En redes sociales, los comentarios de los clientes son unánimes. “¡Grata sorpresa! Un bar precioso reformado y súper agradable. Fritos espectaculares. Magnífica atención. Volveré con toda seguridad”, escribe uno. “Hacen una de las mejores tortillas de Pamplona, posiblemente la mejor".
"El bar es muy acogedor y el personal muy agradable en el trato”, dice otro. Incluso hay quien destaca el ambiente familiar y la seguridad del entorno: “Un lugar en el que estar con tus amigos y familiares, a pie de una calle peatonal donde no hay peligro en que los niños anden sin problema”.
El local pertenece a los propios dueños, y aunque han recibido algunas consultas, por ahora no ha surgido ninguna oferta seria. Tampoco tienen prisa. Pedro lo resume con sinceridad: “Estoy bien físicamente, pero llevo ya muchos años trabajados. Ya me vale”.
Otro dato que refleja el cariño del barrio por la taberna Albeniz es que Pedro Sanz es la persona elegida para lanzar el Chupinazo de las fiestas del barrio de la Milagrosa - Arrosadía 2025. Un acto que tendrá lugar este viernes 23 de mayo a las 20 horas en la plaza Alfredo Floristán, donde se van a centrar las celebraciones.
El barrio ya ha empezado a preguntar qué pasará cuando ellos se vayan. Y es que cuesta imaginar esta esquina de la calle Manuel de Falla con Isaac Albeniz sin la calidez del local que han levantado entre los dos. Un bar con nombre propio: la Taberna Albeniz, que ha cumplido cuarenta años exactos el 25 de abril en el corazón de Pamplona.