La joyería Kela ha esperado seis meses a su reapertura en Pamplona, después del incendio que sufrió el edificio de la calle Paulino Caballero 24 en noviembre del año pasado y que les obligó a cerrar.
La reapertura ha tenido lugar a primeros del mes de mayo. Otra tienda que sufrió el mismo incendio, Flores Liquen, también ha abierto hace pocas fechas en la calle Navarro Villoslada.
La Joyería Kela está situada en la esquina de las calles Francisco Bergamín y Navarro Villosalada, junto a la Plaza de la Cruz, en pleno segundo Ensanche de la capital navarra.
Los dueños de la tienda son los hermanos Pablo Sebastián y María Soledad Giménez Muñoz y el marido de ésta, Ignacio Gambardella. Es la tercera generación de joyeros ya que sus abuelos, Felipe Muñoz y Clari Ilincheta, él de Burgos y ella de Abaurrea, comenzaron el negocio en Argentina.
Soledad guarda un fuerte acento argentino: "Hace veinte años que estamos aquí. Estudié aquí psicología y me quedé". En cuanto al incendio, señala: "Fue un proceso bastante duro, un shock".
"Caímos en que no podríamos abrir más y la tienda la abrimos hace solo ocho años. Estábamos muy contentos con la clientela. Nos iba bien. Era pequeñita. Nada que ver con esta nueva", comenta Soledad.
Tras el incendio pudieron continuar con la actividad en la joyería Joyel, en la calle Gorriti número 37, a donde llevaron todo el género hasta buscar un nuevo local. Ignacio Gambardella fue el más afectado emocionalmente ya que atendía en la tienda afectada.
"Al principio no te lo podías creer. El proceso de búsqueda fue complicado. Hay bajeras pero que estén adaptadas y que cumplan los requisitos que queremos... Hay muchas trabas en los alquileres. Dimos con esto y contentos. Era una joyería de Pedro Bueno de toda la vida", indica Ignacio.
Ignacio señala que han abierto hace pocas fechas, después de semana santa: "Nos costó poner todo en orden pero estamos contentos. Aquí nos dedicamos a joyas antiguas y más a cosas de moda, aunque seguimos comprando oro, pero el aspecto es más de joyería. Exponemos brillantería antigua, la línea de oro y plata y cosas de moda.
Ahora es un proceso lento de recuperar clientes: "Mucha gente que nos vio pasa a saludarnos y muy contentos. Somos los mismos. Compramos y vendemos oro y ahora brillantería y joyas antiguas. Tocan las comuniones y bodas con buen tiempo y todo se anima. Son buenas fechas", asegura Ignacio.
En su perfil en Facebook aseguran: "La tienda es preciosa y lo que más me gusta es que tiene muchos escaparates para poder exponer todas nuestras joyas. Un escaparate de bonitas joyas de oro 18 kilates para hombre o mujer con todas la nuevas tendencia y manteniendo el estilo clásico atemporal.
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