COMERCIO LOCAL
El pamplonés que lleva 25 años en el único taller profesional de figuras de belén en Navarra
"Hay en Levante, Murcia, Madrid y Andalucía, pero en esta zona del norte creo que no hay más", ha asegurado.
Ignacio Fernández Chocarro ha cumplido 25 años en Pamplona dedicándose a un oficio que no entiende de temporadas: crear y arreglar belenes durante todo el año. A sus 55 años, sigue moldeando, pintando y reparando piezas con la misma idea de siempre: que cada figura tenga vida propia y que el taller no pare ni cuando pasa la Navidad.
Ese trabajo lo ha hecho desde Creaciones Tula, el taller profesional en el que ha trabajado durante 25 años y que está en la calle Padre Maceda 3, en el popular barrio de la Rochapea, en Pamplona. Allí se mueve entre encargos, materiales y escenas completas, y mantiene un catálogo que va desde figuras de serie hasta piezas hechas “de palillo”.
Él mismo ha descrito el lugar como un taller artesanal con un objetivo muy claro. “Somos un taller artesanal dedicado principalmente a la creación de figuras de belén, pasión y accesorios. Aquí puedes encontrar diferentes modelos y tamaños tanto en figuras de serie como de palillo, así como otros objetos relacionados con el belenismo”, ha explicado.
Durante años, el proyecto lo ha compartido con su esposa, Ana Azcona San Román, ya jubilada. Ahora, Ignacio continúa solo en el taller, pero con el mismo tipo de trabajo sobre la mesa: crear, vender y también arreglar piezas. “Me dedico a la creación y venta de figuras de Belén. También hacemos belenes y arreglamos belenes como figuras de otros artesanos. Lo que más hacemos es la creación de figuras hechas por nosotros”, ha detallado.
En Creaciones Tula no se vive mirando el calendario de diciembre. Ignacio ha insistido en que este oficio se sostiene con constancia y con una planificación casi industrial, aunque sea puro trabajo artesanal. “Estamos en ello todo el año. Es dedicación completa. Estamos ya pensando en lo que haremos en 2026”, ha contado.
Su forma de organizarse también ha marcado los tiempos del taller. Según ha relatado, su “año” termina en octubre y primeros de noviembre, y a partir de ahí se abre la puerta a lo siguiente. “Luego ya arrancamos con cosas o proyectos para el año siguiente. De hecho hay que ir organizando cosas. Se van haciendo y sirviendo encargos durante todo el año”, ha añadido, describiendo una cadena constante de pedidos, entregas y preparativos.
Entre lo que sale del taller hay desde escenas completas hasta trabajos más pensados para casas particulares. Ignacio ha explicado que también realizan belenes clásicos y escenas abiertas “para colocar en casas”, con una idea muy práctica: “que me quepan en el coche”. “Cosas familiares para domicilios”, ha resumido.
Y aunque la Navidad ponga el foco, el taller se mueve por bloques. Uno de ellos es la formación. Ignacio ha señalado que dedica parte del año a impartir cursos y a compartir técnicas. “Hago también mucha formación técnicas de pintura y materiales hasta finales de junio. Hago cursos en mi taller y fuera de él y bastante formación online, y luego está el bloque de creación de figuras”, ha explicado.
En esa línea de enseñar y ordenar lo aprendido, este año también ha publicado un libro. Se titula ‘Pildoricas de técnicas belenistas’ y lo ha presentado como un manual práctico, pensado para el “cómo se hace” y para poner manos a la obra sin grandes inversiones.
Ignacio ha precisado que las herramientas y materiales que recoge son de uso común en el mundo belenista o en la creación de dioramas, y que además tienen un coste relativamente bajo. “Es un manual de cómo hacer cosas. Una colección de pequeñas recetas sencillas para aplicar”, ha afirmado.
Ignacio ha defendido que sí se puede vivir de este trabajo durante los doce meses del año y lo ha dicho desde la experiencia. “Llevamos 25 años viviendo solo de esto”, ha asegurado. También ha subrayado el carácter excepcional del oficio en su entorno: “En Pamplona creo que somos los únicos y en España ya no hay muchos. Hay en Levante, Murcia, Madrid y Andalucía. En esta zona del norte creo que no hay más. En Navarra seguro que no hay nadie que se dedique profesionalmente a esto”, ha remarcado.
El belenismo, además, ha vivido un empujón con la visibilidad digital. Ignacio ha observado más movimiento y más interés gracias a las redes sociales. “El tema de los belenes se ven más ahora con las redes sociales. Hay mucho movimiento y vemos que hay más gente interesada. Sí que hay fuerza”, ha comentado, aunque ha reconocido que no sabe si las nuevas generaciones seguirán esa misma senda, pese a que “hay un núcleo fuerte de gente” alrededor de este mundo.
En lo personal, Ignacio ha mirado al futuro con ganas de continuidad. “Me quedan diez años mínimo, sino son más. Ya veremos, pero aún me quedan. Espero que sí. Además es nuestra afición”, ha afirmado, dejando claro que no lo entiende solo como un trabajo.
Lo que no ve tan claro es el relevo. Para él, este taller ha adquirido un carácter muy propio. “No. Esto ya ha tomado un cariz muy personal. Trabajo solo yo y es muy mío. Es muy vocacional. Hay que trabajar mucho”, ha explicado, mientras celebra los 25 años y el hecho de haber ampliado su actividad con la formación, los libros y una escultura más libre. “Estoy contento por los 25 años que es para celebrarlo y contento porque cada vez hago más cosas diversas como escultura más libre, el tema formativo, los libros y todo eso hace que esté contento. No me puedo quejar”, ha concluido.