La tienda de Pamplona de asados para llevar que cumple 30 años y está llena todos los fines de semana
La base de todo es la calidad: “Los pollos son navarros, producto local, de proveedores de confianza de toda la vida. No le echamos nada raro", aseguran.
Maite, Conchita y Bilyana en Asados Labea, en la calle Esquiroz 7 de Pamplona. Navarra.com
En un pequeño local de barrio en Pamplona, los fines de semana empiezan con movimiento. Desde primera hora se escucha el trasiego de bandejas, los hornos funcionan a pleno rendimiento y los olores hacen que más de uno eche el freno. No es raro ver colas en la acera, incluso antes de que suban la persiana. Quienes han pasado por allí saben que lo mejor es encargar con tiempo, porque lo que sale de esas cocinas vuela.
Solo los sábados en su local del barrio de Iturrama han llegado a despachar entre 140 y 160 pollos asados, pero es el domingo cuando se alcanza la cima: más de 300 pollos vendidos en un solo día. Y eso sin contar los gorrines, corderos, conejos o cabritos, que salen del horno acompañados de patatas panaderas, pimientos verdes asados o unos fritos caseros que han ganado fama por sí solos.
El menú es amplio, pensado para quienes buscan una comida completa sin meterse en la cocina: hay ensaladas mixtas, ensaladillas (rusa, de chaka o “la de la casa”), y un ajoarriero que muchos se llevan directo al tupper de celebraciones. La clientela es variada: familias, cuadrillas, oficinas, vecinos del barrio… y en fechas como San Fermín, Navidad o una comunión, el horno no se apaga.
“Es un logro seguir aquí después de 30 años. Hemos visto pasar mucha gente y seguimos con ilusión. Me ayuda mi nuera, que también es socia, y mi sobrina Maitane, que viene a aprender”, cuenta. Aunque ahora el panorama ha cambiado y han surgido otros negocios parecidos, esta tienda ha mantenido su sello: productos de calidad y elaboración casera.
Maite Galain Alcasena, su nuera, se sumó al proyecto hace nueve años tras dejar su trabajo en banca. Vive en el Valle de Baztán y también baja todos los días a Pamplona. “No me arrepiento para nada. Es un trabajo muy bonito”, confiesa. “Los fines de semana somos entre diez y doce personas atendiendo. Hay momentos de estrés, pero el contacto con la gente es muy agradecido”.
Maite insiste en que la base de todo es la calidad. “Los pollos son navarros, producto local, de proveedores de confianza de toda la vida. No le echamos nada raro. Lo hacemos como se ha hecho siempre. Nos dicen que les sabe a casa, como el pollo de su madre”, asegura.
También señala que, aunque los costes han subido, han mantenido su apuesta por hacer las cosas bien: pochan las patatas a mano, no recurren a congelados y cada ración sale recién hecha.
Asados Labea está en la calle Esquiroz 7 de Pamplona. Navarra.com
El equipo humano también ha sido parte fundamental. Entre ellos destaca Bilyana Ilieva, que lleva 18 años seguidos en el negocio. “Es una más de la familia”, reconocen.
En estos 30 años apenas han cerrado. Solo han parado ahora quince días después de San Fermín, aunque durante mucho tiempo no se permitieron ni una pausa. “No hay secreto, solo hacerlo con cariño”, resume Conchita.
Hoy, esa tienda que ha hecho historia se encuentra en la calle Esquíroz 7, en el barrio de Iturrama. Su nombre es Asados Labea, y para muchos en Pamplona, es sinónimo de comida casera, fin de semana y sabor a tradición.
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