La pescadería de Luisa Piñar en Pamplona tiene los días contados después de más de 50 años en el barrio de Santa María la Real, uno de los grandes olvidados por el ayuntamiento de la capital navarra.
Esta tienda está situada en la calle Pico de Ori 4, justo en frente de la parroquia de San Enrique. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en Pamplona.
La pamplonesa Luisa Piñar Gilabert ha decidido que va a cerrar su pescadería: "Se debe a que el barrio ha cambiado mucho. Es un barrio de gente mayor que por desgracia van falleciendo, poco a poco, y viene otro tipo de gente de fuera que tiene otra forma de vivir, otra forma de comprar, de comer. En definitiva, diferente".
A ello hay que añadir que "cada vez hay menos gente, menos público y como tengo otra pescadería en la Rochapea pues esta la quitamos y yo me voy a la Rochapea a la pescadería Uranga donde trabaja mi marido Juan Luis Ruiz de Larramendi", indica Luisa que ahora tiene 58 años.
La tienda está abierta en Santa María la Real desde hace décadas: "Llevamos treinta años con la pescadería, y que yo sepa antes de comprarla nosotros también era pescadería. He vendido la bajera y van a poner otro tipo de comercio. Yo voy a estar hasta final de octubre y en noviembre comenzará a trabajar el nuevo propietario".
Luisa se marcha "con mucha pena porque llevo mucho tiempo. Todavía hay gente de cuando yo empecé que sigue viniendo a comprar. Es una pena porque a mi marido le quedan cinco años para jubilarse y creo que en cuanto pasen cinco años van a quedar muy pocas pescaderías abiertas en Pamplona porque casi todos son de su quinta en la lonja", señala Luisa.
El mayor problema es la competencia de las grandes superficies "que es donde compra la gente joven. Eso que el trato no es el mismo que el que damos en una tienda pequeña. Además tienen precios que nosotros no podemos ofrecer".
A los clientes de la pescadería "también les da mucha pena que la deje porque son gente mayor que ahora me pregunta dónde va a ir a comprar pescado. Es una pena pero es lo que hay. Es la última del barrio aunque nunca ha habido muchas más", comenta Luisa Piñar.
Lo que más se vende "es la anchoa, la anchoa, el bonito, congelados y alguna cosa más. Se vende para estar yo sola con mi sueldico y porque no tengo que pagar el alquiler ni préstamo de bajera, que si no hace tiempo que habría cerrado".
El pequeño comercio de barrio lo tiene difícil: "Tendemos a desaparecer. Ayudas no tenemos ninguna, al contrario. cada vez más impuestos. Yo tenía antes una empleada que me ayudaba y he tenido que quitarla porque no le puedo pagar", comenta Luisa.
Luisa recuerda que otras pescaderías de Pamplona "como Guerendiain se quedan sin relevo y no hay quien la coja. No lo sigue nadie, Van a quedar solo dos o tres pescaderías en la ciudad. Mis tres hijas no siguen aquí porque tienen su carrera y no quieren. Yo tampoco les animo. Quizá en otros tiempos les hubiera animado", concluye la dueña de la tienda.
Un bonito detalle de Luisa Piñar es una vez que deje la pescadería, ha quedado con tres personas mayores de Santa María la Real que les traerá el pescado a su domicilio en el barrio un par de veces al mes desde la pescadería Uranga de la Rochapea.
