La ganadería Teodoro Vergara no defrauda en el Encierro del Pilón de Falces y en el segundo día han causado el caos entre los corredores y visitantes. En total, ocho atenciones por heridas, una de ellas una esguince en el tobillo de un mozo.
Hasta seis veces se han dado la vuelta las vacas a los corrales y parecía tarea complicada tratar de que hicieran el recorrido completo. En un principio no ha sorprendido porque ya en el encierrillo alguna se ha dado la vuelta también a los corrales.
Esta ganadería genera mucha expectación entre el público porque siempre que acude al Pilón de alguna forma u otra se hacen notar. En esta ocasión, cuando ya parecía que bajaban por el camino, media hora después del inicio, dos vacas han decidido darse media vuelta.
Una de ellas se ha quedado embistiendo al vallado y amenazando a todo el que se encontraba en el. La otra en cambio ha querido dar más guerra y ha comenzado a subir por el monte justo donde habitualmente se suele colocar gente para ver el Encierro del Pilón. Ponerse en ese lado del monte es arriesgado, pero aún así hay quien no quiere perderse a la vacas de cerca.
Esta vaca se ha encontrado en su camino con un mozo y ha tratado de engancharle con los cuernos. Con suerte, este chico ha podido salir monte arriba, pero con el susto en el cuerpo.
Justo a escasos dos metros se encontraba una mujer, aparentemente mayor, sentada que seguramente cada día se coloca en ese tramo del Encierro del Pilón de Falces. Dentro del susto que podría llevar en el cuerpo, su impasibilidad probablemente le haya evitado que el susto fuera mayor.
Al no moverse ni levantarse la vaca no la ha visto como una amenaza y, a pesar de que estaba frente a ella, no la ha embestido. Sí que la gente de su alrededor ha salido en todas direcciones corriendo, momento en el que la vaca ha tratado de perseguir algún objetivo.
Nunca se sabe cómo van actuar estas vacas, pero cierto es que mantener la calma puede evitar problemas mayores ya que el animal, normalmente, trate de embestir a todo el que se encuentre en movimiento.
Aunque el encierro del Pilón de Falces tiene una singular belleza y es uno de los más emblemáticos de Navarra, hay que tener cuidado de donde colocarse porque nunca se sabe cómo las vacas van a reacción cuando se lanza el cohete.
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