El Comité de Disciplina de la Federación Española de Fútbol ha vuelto a situar a Osasuna en el centro de la polémica. En su reunión de este miércoles, decidió sancionar con dos partidos de suspensión al lateral izquierdo Abel Bretones, expulsado el pasado martes en el Bernabéu tras un forcejeo sin balón con el delantero del Real Madrid, Gonzalo.
La entidad rojilla había presentado un recurso con la intención de contar con el defensa asturiano en el choque del próximo domingo en El Sadar frente al Valencia, pero la decisión federativa deja sin efecto esa petición. Además, Bretones también se perderá el encuentro de la tercera jornada en el campo del Espanyol.
El dictamen del comité recoge que el jugador actuó de manera “violenta al margen del juego” y que, al no estar en disposición de disputar el balón, se aplican dos partidos de suspensión con las correspondientes multas. Una interpretación que Osasuna considera injusta y alejada de lo que realmente ocurrió en el terreno de juego.
Desde el club rojillo ya se había señalado que la acción de Bretones —una carga con el hombro seguida de un leve manotazo— en ningún caso era merecedora de tarjeta roja. La sorpresa fue mayor al comprobar que el árbitro ni siquiera revisó la jugada en el VAR, lo que generó la indignación de la grada y la perplejidad del técnico Alessio Lisci en sala de prensa.
El castigo parece excesivo para una acción que, en la mayoría de partidos, se habría resuelto como una simple falta o, en todo caso, con una amonestación leve. La decisión del Comité vuelve a alimentar la sensación en el entorno rojillo de que la Federación aplica un criterio mucho más severo cuando se trata de Osasuna.