El concejal de UPN Tomás Caballero murió asesinado el 6 de mayo de 1998. 25 años después el recuerdo del doloroso atentado de la banda terrorista ETA sigue clavado en la sociedad pamplonesa. Por eso, el Ayuntamiento de Pamplona ha programado varios actos para conmemorar el aniversario de su muerte.
Al tradicional responso, se unen otros actos para recordar la figura personal y política de la que es la última víctima mortal de ETA en Pamplona, asesinada el 6 de mayo de 1998.
Los actos conmemorativos de este simbólico aniversario comenzarán el martes 2 de mayo, a las 11 horas, con una recepción institucional a la Fundación Tomás Caballero. El jueves 4 de mayo, a las 18 horas, se oficiará una misa en la Catedral de Pamplona en recuerdo de Tomás Caballero y a las 19 horas tendrá lugar una concentración silenciosa en su memoria en la Plaza Consistorial.
El viernes 5 de mayo, en la víspera del aniversario, se celebrarán el tradicional responso y la ofrenda floral a las 11 horas en el cementerio municipal. Una hora después, a las 12 horas en Condestable, se inaugurará una exposición de la Fundación Tomás Caballero sobre la vida y asesinato del ex concejal de Pamplona. El programa de actos concluirá a las 13 horas, con la inauguración de un busto de Tomás Caballero en el zaguán de la Casa Consistorial.
Los asesinos etarras segaron la vida al concejal de UPN el 6 de mayo de 1998. Ese día, como muchos otros, Tomás Caballero madrugó. Tenía previsto acudir al pleno municipal. A las 8 horas llamó a otro concejal de UPN, Eradio Ezpeleta.
En esa conversación telefónica intercambiaron impresiones sobre la sesión municipal que estaba por celebrarse. Pero también hubo tiempo para hablar de ETA. En concreto, conversaron sobre el comando Guipuzkoa. Recientemente, se le había incautado una lista con objetivos en Navarra. Entre ellos, otro concejal de Pamplona: Miguel González Fontana.
Caballero colgó el teléfono y salió a comprar el pan y el periódico. Cuando regresó a casa telefoneó a su mujer y le preguntó por unos regalos que habían comprado en Japón para el resto del equipo de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona. Ella no lo sabía, pero la última conversación con su marido.
A las 9:30 horas volvió a salir del domicilio para ir al Consistorio pamplonés. En el portal se le unió una vecina, Angelines Muruzábal, a la que acostumbraba a acercar en coche al Casco Antiguo. En la trasera del número 38 de la calle Mutilva estaba estacionado su Ford Mondeo.
Revisó los bajos del coche y ambos se subieron al mismo. Pero algo hizo saltar las alertas del edil y ordenó a su vecina que abandonase el vehículo. Ese gesto le salvó la vida a ella. En el mismo instante en que bajó del turismo, dos jóvenes se acercaron a la ventanilla del conductor y dispararon a Caballero.
Las dos balas impactaron en el lado izquierdo de la cara del concejal, junto a la mandíbula. Tras los disparos, el coche de Caballero se deslizó y golpeó a otro que había aparcado al lado. Mientras, los terroristas huían.
El ruido de los disparos y el golpe del coche sobresaltó a varios vecinos, entre ellos, el hijo menor del concejal de UPN brutalmente asesinado por ETA. José Carlos acababa de llegar a su casa después de trabajar en el turno de noche de Volkswagen Navarra. Tras escuchar los disparos, se asomó a la ventana y se encontró con la terrible imagen: el cuerpo de su padre sobre el volante del Ford Mondeo.
Bajó inmediatamente a la calle y le cogió la mano a su padre. "¡Aupa, Tomás!", le decía. Mientras, un repartidor le taponaba el orificio de entrada de la bala. Pero la vida del concejal se escapaba. Cuando llegaron los efectivos sanitarios estaba incosciente y casi sin pulso. Lo evacuaron en ambulancia al hospital. Llegó con vida pero falleció poco después de ingresar, a las 10:45 horas.
Tan sólo cuatro horas después del asesinato, se celebró un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Pamplona. Uno de los concejales batasunos, Joxe Abaurrea, se negó a condenar el asesinato. Abaurrea fue después la mano derecha de Joseba Asirón durante su etapa como alcalde de Pamplona.
