Tres meses después de su inesperada muerte, los amigos de Mikel Irigoyen Iriarte han querido rendirle un homenaje íntimo y cargado de simbolismo. Ha sido este sábado, en un lugar muy vinculado a sus recuerdos, donde han colocado una estela conmemorativa y un ramo de flores. “Aquí era feliz. Por eso hemos venido hasta aquí”, han explicado, visiblemente emocionados.
También han acudido al homenaje su viuda Mari Carmen Pérez y uno de sus hijos, Aitor. "Estamos con ellos de forma casi permanente. Tenemos una gran relación desde hace muchos años", han señalado. Mikel era natural de Pamplona y falleció a los 61 años.
No ha sido un homenaje público ni multitudinario. Ha sido algo muy de ellos, de su cuadrilla de toda la vida, aquellos con los que compartió pupitre en el colegio San Agustín de Berriozar y que han seguido a su lado desde que eran “unos chavales de apenas 10 años”. Amigos que han crecido con él, han visto su entrega al deporte y su pasión por una forma de hacer las cosas donde siempre primó la cercanía.
El sitio escogido no ha sido casual. Durante años, Mikel veraneó con su familia en un camping hoy cerrado, en un rincón donde aparcaban la caravana y compartían veranos de descanso y naturaleza. El grupo lo ha tenido claro: “Era su lugar. Le encantaba. Disfrutaba de cada momento aquí. Por eso queríamos hacerle este homenaje justo donde él se sentía a gusto”.
El fallecimiento de Irigoyen, ocurrido hace apenas tres meses, conmocionó al club San Juan de Pamplona, donde fue una figura clave en los últimos años. La Agrupación Deportiva San Juan expresó públicamente su dolor por la pérdida del que fuera su presidente entre 2016 y 2024, tras haber ejercido anteriormente como secretario. “Ha sido una persona esencial para el crecimiento del club”, destacaron entonces.
Desde su jubilación, Irigoyen siguió volcado en el club, al que imprimió una manera de liderar que ha dejado huella. El actual presidente, Carlos Sotelo, lo define como “uno de los mandatarios que más años ha invertido en la Agrupación”, y recuerda con admiración cómo su predecesor impulsó una transformación profunda: “Desde la reforma de la entrada, que cambió la imagen del club, hasta la digitalización, la integración o la mejora de los procesos internos”.
El legado de Irigoyen fue reconocido de forma oficial por el club el 15 de junio de 2024, en un acto institucional donde se valoró su compromiso con el proyecto común. “Siempre tuvo un espíritu constructivo, pacífico, intentando que hubiera entendimiento entre todos. Su filosofía era que lo más importante era el club, no los intereses personales. Y eso es lo que trato de mantener”, explicó Sotelo.
Bajo su mandato, San Juan dio pasos importantes que lo convirtieron en referencia. “Como a él le gustaba decir, en muchos aspectos somos la envidia de Pamplona y de otros clubes a nivel nacional. Sabemos que la fama es efímera, pero queríamos reconocer la labor que hizo. Fue un esfuerzo constante y una dedicación sin límites”, añadió el presidente.
Irigoyen ganó las elecciones a la presidencia del club en enero de 2020 con la candidatura ‘Somos San Juan’, en una ajustada votación con 775 votos, frente a los 768 de la candidatura de Fernando Arilla Rodríguez, con 2 votos en blanco. En total se emitieron 1.545 votos.
Y el homenaje de sus amigos ha querido ir más allá de las cifras. Ha sido un gesto sencillo, cargado de emoción, en un lugar con nombre propio: Yesa, donde cada verano dejaba aparcada la rutina para reencontrarse con los suyos. Allí, en ese rincón tan personal, su cuadrilla le ha dicho adiós a su manera. Con flores, con una estela… y con una sonrisa entre lágrimas.
