EH Bildu no ha dejado este miércoles nada al azar en su histórica cita en el Palacio de Navarra. La presidenta del Gobierno foral, la socialista María Chivite, ha citado a los representantes de la formación abertzale para negociar los presupuestos de la Comunidad foral de Navarra.
Y la escena y el decorado era demasiado estimulante para los radicales para no aprovecharla. Bildu no ha enviado sólo al encuentro a su portavoz parlamentaria, Bakartxo Ruiz, sino que ha aprovechado para reivindicar la historia de sus raíces más oscuras, con la presencia en la reunión de Adolfo Araiz, un histórico de la mesa nacional de Herri Batasuna.
María Chivite ha sentado en su despacho de la presidencia del Gobierno foral a uno de los máximos exponentes de la defensa del terrorismo de ETA. Araiz fue miembro de la formación considerada luego por los tribunales como un eslabón más de la banda terrorista entre los años 1991 y 1997, cuando se cometieron algunos de los atentados más relevantes de la historia sangrienta de ETA.
Chivite decidió en mayo pasado optar por llegar a la presidencia del Gobierno de Navarra con la abstención de los radicales, en lugar de apostar por un gobierno consitucionalista con Navarra Suma, que hubiera contado con mayoría absoluta y el 60% de la Cámara foral.
Sin embargo, con sus exiguos 11 representantes, se alzó con el poder de la Comunidad foral gracias a los votos del PNV (Geroa Bai), Podemos e IU, a lo que se sumó la necesaria abstención de los proetarras de Bildu, que a día de hoy siguen sin condenar la larga historia de terror de ETA en Navarra y en el resto de España.
Adolfo Araiz (EH Bildu) sonríe a María Chivite, presidenta del Gobierno foral, en el Parlamento de Navarra.PABLO LASAOSA
Adolfo Araiz fue uno de los dirigentes de Batasuna que apoyó la denominada ponencia Oldartzen en 1995, la estrategia dirigida por ETA para extender los atentados a toda la sociedad civil, en especial contra políticos y periodistas.
Este modelo aprobado por el negociador aceptado por Chivite y el PSOE conllevó más de 100 muertes, entre ellas las de Gregorio Ordóñez o Miguel Ángel Blanco, ambos concejales del PP en el País Vasco y símbolos de la defensa de la libertad en el territorio y la época más hostil.
A la ponencia Oldartzen (acometer en euskera) la conocieron dentro de Batasuna-ETA como el método para “socializar el sufrimiento”, que en realidad significaba matar y atentar contra personas que no fueran sólo miembros de las fuerzas armadas, sino que se debía llevar el odio y el terror contra cualquier persona que opusiera resistencia a la estrategia de ETA.
El totalitarismo vasco también se dejó notar entonces en Navarra, con los asesinatos de Tomás Caballero y José Javier Múgica, ambos concejales de UPN en Pamplona y Leiza, respectivamente. UPN forma parte hoy de la coalición Navarra Suma junto a PP y Ciudadanos y ha considerado un “insulto” que Chivite les haya puesto en el mismo nivel que a Bildu.
Unos años después de que Araiz y sus compañeros extendieran el horror y el sufrimiento por media España con sus crueles asesinatos, el PNV acudió al rescate de los abertzales cuando se vieron superados por la repulsa social tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Fue el pacto de Lizarra. Araiz permaneció entonces agazapado y semi retirado de la vida pública y política tras la ilegalización de las plataformas electorales de la izquierda abertzale herederas de Batasuna.
Volvió al primer plano de la política en 2015, cuando Sortu impusó en EH Bildu la candidatura del miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna como cabeza de lista para Navarra. Con Uxue Barkos consiguieron formar gobierno hasta 2019, momento en el que los ciudadanos navarros rechazaron el rodillo del nacionalismo vasco.
Sin embargo, Chivite, que lideró junto a UPN la oposición y aseguró que nunca negociaría con Bildu, salió a su rescate a cambio del sillón presidencial.
Junto a Adolfo Araiz, que quedó relegado en las listas de 2019 de EH Bildu, ha acudido también a la reunión Bakartxo Ruiz, portavoz abertzale y miembro también del núcleo duro de EH Bildu. Hermana del terrorista Zigor Ruiz, siempre se ha negado a condenar a ETA y ha participado en homenajes a miembros de la banda.
Zigor Ruiz preparaba en ese momento nuevos atentados cuando fue detenido, posiblemente también contra representantes del PSN en Navarra, que vivieron durante años amenazados y con escolta.
Ahora, los herederos de Batasuna y los que defienden la acción de la banda terrorista son los nuevos socios del PSOE en Navarra.
Las líneas rojas que los socialistas juraron que nunca traspasarían son también ya historia de Navarra.