Todos los años, durante los nueve días que dura San Fermín, las calles se llenan de pequeños puestos y manteros. Estos vendedores ofrecen, en su gran mayoría, los mismos artículos sanfermineros: fajas, pañuelos, llaveros y otros suvenires del estilo.
En estas fechas en las que la población de Pamplona se duplica, diferenciarse en el mercado es vital para atraer clientes. Joaquín Martínez es uno de esos vendedores que ha sabido distinguirse del resto.
Los productos que él tiene en su pequeño puesto son abanicos. Pero no son abanicos con cualquier decoración, si no que tienen la peculiaridad de llevar un diseño dibujado por el mismo Joaquín Martínez.
"Llevo 20 años haciendo todo tipo de dibujos en abanicos. Es un trabajo que requiere de horas para dibujar uno y procuro hacerlos lo mejor posible. Para mí, esto es un vicio, lo que más me gusta hacer. Me da la vida", cuenta el dibujante.
A Joaquín Martínez, extremeño de nacimiento, le encanta el mundo del toro y plasma en sus obras momentos y figuras relacionadas con lo taurino. "Me recorro toda España y vendo mis abanicos en las plazas de toros. Voy a la Feria de Sevilla, la de Jerez, la de Madrid. Después de San Fermín me marcho a Huelva y luego a Málaga también", explica.
San Fermín es una festividad que él admite que no se puede perder y viene año tras año para vender sus abanicos: "San Fermín a mí me encanta. Este ambiente no lo encuentras en ningún lado. Y además la gente de aquí es muy educada y agradable, tienen muy buen trato", comenta Joaquín Martínez.
Por supuesto, él se queda del 6 al 14 de julio con sus abanicos sanfermineros, y se planta en la plaza de toros desde las 10.30 de la mañana. Su popularidad no es moco de pavo, y es que sus diseños no conocen límite. "Yo tengo algunas fotos de referencia que uso para guiarme con los dibujos, pero hay veces que vienen clientes a pedirme encargos personalizados. Lo bueno es que da igual el abanico que compres, todos tienen el mismo precio: 25 euros", menciona el dibujante.
Desgraciadamente, el oficio de pintar en la calle tiene también sus momentos menos buenos. "Pamplona es genial porque la ciudad es muy limpia y cuidada. He estado en otros sitios que dan mucha pena y ronda mucho maleante que se me acerca e intenta llevarse mis abanicos. Pero ando con mucho cuidado para que no me pase. Esta es mi lucha, pero es lo que me gusta hacer", finaliza Joaquín Martínez.
