Muchos toreros han pasado por Pamplona en San Fermín y han dejado una huella imborrable en la historia de la Plaza de Toros. Uno de ellos es Juan José Padilla, que desde los años 90 se ha ganado el respeto de toda la ciudad siendo durante muchos años el torero más esperado en los Sanfermines.
Padilla comenzó toreando en la Plaza de Toros de Pamplona en 1999 y hasta 2018 ha ido escribiendo la historia en una plaza que siempre se ha rendido a sus pies. Su peor cogida en la capital navarra fue en 2001, cuando el 14 de julio, un toro de Miura le corneó en el cuello al entrar a matar.
Afortunadamente, se recuperó y continuó sus andaduras por las plazas de España. En 2011 sufrió en Zaragoza una de sus cogidas más graves. Al ir a poner las banderillas a un toro de la ganadería de Ana Romero le corneó en la cara, haciendo que perdiera el ojo izquierdo.
Padilla siempre ha sido un torero que ha dejado huella en cada ruedo. Su carisma frente al toro y sus arriesgadas corridas ha sido lo que hizo que toda pamplona se rindiese a sus pies cada tarde en la Plaza de Toros.
Tras el accidente de Zaragoza, el torero tuvo que comenzar a llevar un parche en el ojo y rápidamente le apodaron "El pirata". En sus últimos años en la Feria del Toro de Pamplona dio un espectáculo en la plaza que todavía se recuerda. Cada vez que recibía una oreja, toda la plaza le coreaba, incluidas las peñas que le tiraban una bandera pirata que Padilla no dudaba en ondear por todo el ruedo.
Su último día en Pamplona fue el 13 de julio de 2018 en una apoteósica corrida en la que salió a hombros por la puerta grande. Fue una despedida de los ruedos, pero no de Pamplona y en los años siguientes se ha dejado ver en San Fermín tanto en la Plaza de Toros como en las calles de la ciudad.
En el tercer encierro de San Fermín de este 9 de julio, el torero ha aparecido por sorpresa minutos antes del comienzo de la carrera. Padilla ha aparecido junto con los pastores, con los que también mantiene muy buena relación. No solo con ellos, sino con muchos de los protagonistas diarios de la Plaza de Toros.
En cuanto el público se ha dado cuenta de su presencia, no han dudado en gritar su nombre, saludarle y aplaudirle. Con una sonrisa en la cara todo el rato, el torero ha saludado a todo el mundo dando las gracias. También, ha aprovechado para sacarse una bonita foto con los pastores y realizar el paseillo.
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