Pamplona esperaba con ansia las fiestas de San Fermín y un año más ha quedado demostrado que es el centro del mundo en lo que a toros respecta. Tras una primera corrida que estuvo pendiendo de un hilo por la lluvia, las calles aledañas a la plaza de toros de Pamplona se han llenado de miles de personas a la salida de las peñas.
A pesar de que no ha habido puerta grande, y ni tan siquiera orejas, en una faena más que descafeinada de La Palmosilla, la pasión por los toros en Pamplona permanece intacta y de nuevo se ha llenado la plaza en una tarde en la que se ha colgado el cartel de 'entradas agotadas'.
Una Pamplona abarrotada ha estallado en un nuevo 7 de julio en el que ni la lluvia ni el granizo de primera hora de la tarde ha impedido que la gente vuelve a salir a las calles para celebra las fiestas y su Feria del Toro.
Casi 20.000 personas para ver de cerca a Rafaelillo, Manuel Escribano y Leo Valadez que abrían las tardes de toros y meriendas en la plaza al ritmo de las peñas, en una ciudad que vive por y para sus fiestas.
Una Pamplona que de nuevo se convierte en la escena de la alegría y el júbilo con imágenes como esta, que a buen seguro dará la vuelta al mundo.
