Un grupo de jóvenes de entre 18 y 22 años se une este año al resto de voluntarios para la venta de boletos y la entrega de premios.
El relevo generacional ha aterrizado este verano en la Tómbola de Cáritas de Pamplona, y lo ha hecho con fuerza. Por primera vez en muchos años, un grupo notable de jóvenes de entre 18 y 22 años ha decidido sumarse como voluntarios a una de las tradiciones más emblemáticas de las fiestas de San Fermín, colaborando en la venta de boletos y el reparto de premios en el Paseo de Sarasate.
La mayoría de los nuevos voluntarios provienen de Pamplona, aunque también hay quienes llegan desde localidades cercanas como Tiebas. Con ellos, la tómbola ha recuperado frescura y entusiasmo, elementos clave para seguir atrayendo a las nuevas generaciones sin perder su carácter solidario.
“Este año teníamos una necesidad de voluntariado bastante grande”, ha explicado Eugenia Cervera, encargada de comunicación del evento. Según ha detallado, se activó una red de difusión interna a través de Cáritas parroquiales y del personal de la entidad.
“Hemos tenido una gran respuesta, tanto de personas mayores como jóvenes. Hemos formado un equipo de unas 150 personas voluntarias, de las que entre quince y veinte son jóvenes. Vienen según sus posibilidades, combinándolo con clases o trabajo. Además, la venta de boletos va mejor que el año pasado".
Los nombres propios de este relevo joven ya suenan en el interior de la caseta: Adriana Quindimir Hidalgo, Claudia Albizua del Moral, Jackes Jimeno Nieva, Gonzalo Cervera Sanz, Candela Linares Ortega, Lucía Úcar Marcotegui y Paula Luzán Puente. Todos ellos han descubierto una experiencia que, según cuentan, va mucho más allá de repartir premios.
“Solo he estado dos días y ya tengo muchas ganas de volver”, ha confesado Adriana, que planea participar intensamente durante San Fermín. “Me lo paso muy bien en la venta de boletos. El ambiente es muy bonito”. Su compañera Claudia ha destacado la reacción del público: “Una señora me dijo que lo que estábamos haciendo era muy bonito, y me emocionó porque yo también lo siento así. Ver a los niños ilusionados es precioso”.
Candela ha puesto el foco en lo que representa su participación: “Ver a gente joven implicada nos demuestra que esta generación tiene mucho que aportar. Se nos pasa el tiempo volando”. Algo en lo que ha coincidido Jackes, el más joven del grupo, que ha subrayado el papel que están desempeñando: “Somos el cambio generacional de la tómbola. Sentimos que estamos haciendo algo útil para los demás y la gente lo valora, nos apoyan mucho comprando boletos”.
La experiencia también ha enganchado a Lucía, que ya ha repetido por segundo año y ha estado quince días en reparto de premios. “Es una suerte formar parte de algo tan grande. Dar nuestro tiempo a los demás para que lo recaudado llegue a quienes lo necesitan nos llena muchísimo. A veces me siento como los Reyes Magos, porque la gente viene feliz, agradecida, y eso lo notas”.
Gonzalo, con apenas unos días de experiencia, lo tiene claro: “Es mi primer año, pero repetiré seguro. En junio y julio no hay nada mejor que dar tu tiempo. Lo pasas bien, la gente es maja y lo agradecen mucho. Estamos muy contentos”.
En la misma línea se ha expresado Paula, que también se ha estrenado este verano: “El ambiente entre los voluntarios es genial, y la gente que viene a comprar es muy amable. Ver siempre tanta fila es una alegría, significa que hay mucha gente colaborando. Es un ambiente muy sano. Voy a repetir cien por cien”.
Junto a esta ola de nuevas incorporaciones, la Tómbola de Cáritas ha introducido otras novedades importantes. Este año se han puesto a la venta 2.600.000 boletos, 300.000 más que en 2023, manteniendo el precio en 1 euro. Además, la producción se ha externalizado, lo que ha permitido aumentar el tamaño de los boletos e incluir más información útil para los participantes.
Los horarios también se han ampliado. En los días previos a fiestas, abre de 10:30 a 13:30 y de 17:30 a 20:30 horas. Durante San Fermín, se podrá visitar de 10:30 a 14:30 y de 18:00 a 22:30 horas.
La tómbola permanecerá abierta hasta el 15 de julio, en su ubicación habitual del Paseo de Sarasate, ofreciendo no solo premios, sino también una oportunidad única de implicarse en un proyecto solidario que, este año, ha sumado una nueva generación de manos y corazones.
