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SOCIEDAD

Adolfo, el navarro de 90 años que lleva siete décadas subido a la bicicleta

Nacido en Sangüesa en 1933 disputó en una ocasión La Vuelta a España y probó suerte en un equipo profesional de Francia.

A sus 90 años, Adolfo Bello Estella lleva 75 años montando en bicicleta y a cualquier actividad vinculada al mundo del pedal, una actividad que sigue sin abandonar, y que le llevó a ser distinguido por la Real Federación Española de Ciclismo con la medalla de oro al mérito ciclista el pasado mes de junio.EFE/ Javier Cebollada
A sus 90 años, Adolfo Bello Estella lleva 75 años montando en bicicleta.EFE/ Javier Cebollada

A sus 90 años, Adolfo Bello Estella lleva 75 años montando en bicicleta y a cualquier actividad vinculada al mundo del pedal, una actividad que sigue sin abandonar, y que le llevó a ser distinguido por la Real Federación Española de Ciclismo con la medalla de oro al mérito ciclista el pasado mes de junio.

Adolfo Bello Estella (Sangüesa, 9 de abril de 1933), aragonés de raíces y de desarrollo de su vida, es navarro de nacimiento por las circunstancias familiares de un padre empresario y emprendedor que le llevó hasta la localidad navarra a trabajar y allí "nací, aunque mi padre era de Bello (Teruel) y mi madre de Montón de Jiloca (Zaragoza)".

Campeón de España de fondo en carretera en 1953 y de ciclo-cross en 1955, que defendió a la selección española en el Mundial de Lugano (Suiza) en 1953, también tuvo la oportunidad de correr la Vuelta a España en 1961, con un equipo patrocinado por una empresa aragonesa de insecticidas y productos de piscinas, Catigene.

La Volta a Catalunya gestó el equipo Catigene

La gestación del equipo Catigene Adolfo Bello la vivió en primera persona porque fue "en septiembre 1960 para correr la XL Volta a Catalunya en el que nos unimos un grupo de ciclistas que estábamos por libre" y en el que uno de los encargados de ponerlo en marcha fueron Vicente Iturat, uno de los ciclistas más destacados del momento, y con el aragonés Santiago Mostajo, emigrado a Cataluña donde era muy reconocido, como director.

El equipo se hizo "con gente que no querían otros equipos", como fue el caso de Julio Jiménez, que "siempre estuvo muy agradecido a esta oportunidad", explica Bello a EFE.

Precisamente con los colores del Catigene consiguió su única victoria profesional en 1961 en la segunda etapa de la Madrid-Barcelona, Trofeo Torres-Serdán, al imponerse al esprint entre Madrid y Soria por delante de Gabriel Company y José Pérez Francés. Una enorme ampliación de esa llegada luce en el despacho de El Pedal Aragonés, club que fundó y en el que repasa su vida en el ciclismo.

Esa temporada Bello logró hacerse un hueco entre los diez ciclistas elegidos para participar con el patrocinio de Catigene en la que fue su única presencia en la Vuelta a España.

En aquellos años ser ciclista no era fácil y Bello lo deja claro: "Corríamos por los premios y nadie era profesional tal y como se entiende hoy en día".

Cartas con fotos para ser contratado

Había que buscarse la vida para poder tener algunos ingresos y al igual que hacían los demás Bello explica que "mandabas cartas a los organizadores de las carreras con tu currículum y metía fotos en las que estaba junto a algunos de los ciclistas más destacados, como Bahamontes o Poblet, y si te decían que querían que estuvieras ya no te comprometías con otro organizador".

Bello emigró a Barcelona en 1952, donde fue acogido por el presidente de la UD Aurora y de allí fue pasando por diferentes equipos hasta que en 1959 marchó a Francia.

En la aventura francesa se buscó un club para sacarse la licencia y, al margen de los premios de las carreras, el único pago que nos daba era "un tubular por cada victoria", hasta que nos llamó un club de las Landas que facilitaba residencia y una bicicleta de competición.

Tras defender a Catigene en 1961, Bello se incorpora a la formación francesa Mercier BP Hutchinson, tras "mandar mi historial al director Antonin Magne a París" que le ficha para correr con licencia de 'independiente hors categorie', algo que no resultó todo lo sencillo que esperaba porque hubo "un intercambio de cartas entre la Federación Española y la Francesa para que me diera permiso porque tenía contrato".

En el Mercier con Poulidor

En el Mercier, donde militó en 1962 y 1963, coincidió con Raymond Poulidor, aunque "estábamos divididos en dos grupos, los profesionales y los independientes y solo disputé cuatro o cinco carreras con ellos".

A Bello no le faltan anécdotas de unos años de supervivencia pero que también "en el mes de agosto había carreras todos los días" y a pesar de que había gente "como Bahamontes a los que les pagaban 300.000 pesetas por criterium después del Tour y al que le traje una parte importante de lo que había cobrado porque tenía miedo, no se lo fueran a descubrir en la frontera".

Tras abandonar el ciclismo de competición decidió echar una mano a los que empezaban y enseñarles "a entrenar, como ir en la bici y en el grupo, llevarlos a carreras...", además de vincularse a clubes de Aragón, "como el Club Ciclista Ebro" por el que pasaron algunos ciclistas que luego llegaron al pelotón profesional como Jesús Rodríguez Magro, Juan Argudo o Manuel Blanco Lloret".

También ha sido uno de los impulsores del Movimiento en Defensa de la Bicicleta que logró que poco a poco este medio para desplazarse por la ciudad se haya convertido en un medio más con un buen número  de kilómetros de carril bici por las calles, o de El Pedal Aragonés o la organización de una marcha cicloturista solidaria junto a la Fundación Sesé en Urrea de Gaén (Teruel).

Lo que no ha dejado es de seguir practicando ciclismo y hacer sus salidas en bicicleta con la que sigue haciendo un buen número de kilómetros a lo largo del año, aunque ha abandonado el salir "con piñón fijo, como hacía todos los inviernos, por precaución". 


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