La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha previsto para este lunes en Navarra cielos nubosos o con intervalos nubosos, acompañados de brumas y bancos de niebla matinales en el noroeste y en zonas altas.
Además, se esperan precipitaciones y chubascos que serán más intensos en la mitad norte, donde podrían llegar a ser persistentes. La cota de nieve se situará en torno a los 1.300-1.500 metros.
Las temperaturas mínimas se mantendrán sin cambios significativos o con un ligero descenso, mientras que las máximas apenas variarán. Se prevén heladas débiles en los Pirineos.
El viento será flojo y variable al principio, aunque tenderá a noroeste y oeste con intervalos de intensidad moderada en la Ribera del Ebro.
Tras las fuertes lluvias registradas en los últimos días, el tiempo tiende a estabilizarse ligeramente. Sin embargo, ocho comunidades autónomas del norte peninsular, incluyendo Navarra, permanecen en aviso amarillo por lluvias, nieve, fuertes rachas de viento o fenómenos costeros adversos.
En Navarra y otras comunidades del norte, como Asturias, Cantabria y País Vasco, se esperan acumulaciones de hasta 40 litros en 12 horas, aunque de forma local podrían superarse los 60 litros en el mismo periodo.
A lo largo de la semana, la situación meteorológica en Navarra se mantendrá marcada por la nubosidad y la lluvia. El martes las temperaturas oscilarán entre los 7 y 14 grados, con cielos muy nubosos y lluvias escasas durante gran parte del día. La probabilidad de precipitación se mantendrá elevada, en torno al 85%.
El miércoles continuará la nubosidad abundante, aunque con una ligera mejora en las condiciones atmosféricas y una menor probabilidad de lluvia, en torno al 40%. Las temperaturas seguirán en valores similares, entre 7 y 13 grados.
El jueves, el tiempo será más estable, con cielos nubosos y temperaturas que se elevarán hasta los 15 grados de máxima. Sin embargo, el viernes volverán las lluvias, con una probabilidad del 90% y temperaturas entre los 8 y 14 grados.
La AEMET recuerda que el aviso amarillo no supone riesgo meteorológico para la población en general, aunque podría afectar a algunas actividades concretas o zonas especialmente vulnerables.
