Los hijos de José Luis Prieto Gracia, asesinado por ETA en 1981, vuelven a estar rotos por el dolor debido a la desaparición de la placa que conmemoraba a su progenitor. Javier, Matilde, Luis, María Jesús, Pilar, Lorenzo y Paz Prieto Sáenz de Tejada firman un comunicado, enviado a Navarra.com, en el que denuncian estos hechos vandálicos que vuelven a hacer sangrar las heridas que infligieron los asesinos etarras en esta familia.
Ellos fechan en la noche de este sábado al domingo la desaparición de la placa que señaliza el lugar en el que fue asesinado José Luis Prieto Gracia.
Dicha señalización se encontraba junto a la parroquia del Huerto, en Pamplona: "Con la misma cobardía y nocturnidad con la que actuaron los etarra aquel sábado, 21 de marzo de 1981, otros han sustraído la placa que señalaba el lugar del asesinato", lamenta la familia.
La placa de José Luis Prieto Gracia forma parte de una red de señalizaciones conmemorativas que marca los rincones negros de Pamplona. Es decir, aquellos que fueron escenario de atentados de la banda terrorista ETA que se saldaron con víctimas mortales.
Los hijos de esta víctima de ETA, asesinada a sangre fría, señalan también en el comunicado la connotación política de este acto de vandalismo: "Resulta difícil no asociar este robo con la política de blanqueamiento de la banda terrorista ETA".
A continuación, puedes leer la carta completa de los hijos de José Luis Prieto Gracia, asesinado por ETA en Pamplona el 21 de marzo de 1981.
CARTA DE LA FAMILIA
La noche del sábado pasado, con la misma cobardía y nocturnidad con la que actuaron los etarras que aquel sábado 21 de marzo de 1981 asesinaron a nuestro padre José Luis Prieto Gracia junto a la parroquia del Huerto, otros han sustraído la placa que señalaba el lugar del asesinato. Esta y otras placas, tantas como atentados con víctimas mortales cometidos en Pamplona, fueron colocadas en 2021 fruto del convenio firmado por el Ayuntamiento de Pamplona y la Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo de ETA, ANVITE. Su objetivo es dejar constancia de los crímenes con que ETA aterrorizó y extorsionó políticamente a la sociedad española.
Resulta difícil no asociar este robo con la política de blanqueamiento de la banda terrorista ETA, a la que asistimos desde la disolución del brazo armado de la organización, que no de su contraparte política, y con el intento de hacer desaparecer de la memoria colectiva su actividad criminal. Los constantes homenajes a etarras condenados son otra acción más de la misma política. Es claro que existe interés en borrar las huellas de un pasado marcado por la violencia y el sufrimiento, lo cual es inaceptable en un Estado de Derecho. La responsabilidad de estas acciones de tergiversación de la historia no puede atribuirse únicamente a la izquierda abertzale, liderada por Bildu. Es evidente que esta política carecería de efectividad si no contara con el consentimiento o la defensa, explícita o no, de otras formaciones con responsabilidad de gobierno. En Navarra, Geroa Bai, Podemos y el Partido Socialista de Navarra. En el caso del PSN, el más doloroso por lo que tiene de transformación y abdicación de principios que defendió durante mucho tiempo, no se puede obviar que las acciones y omisiones del PSN está alineadas, si no directamente inducidas, por la dirección nacional del PSOE.
La reciente decisión del presidente Pedro Sánchez de pactar con Bildu y otros partidos independentistas para asegurar su investidura, a cambio de satisfacer sus agendas locales y nacionales, está levantando un muro entre españoles y ha generado una comprensible marea de indignación, a la que por supuesto nos sumamos. Ese tipo de acuerdos solo sirven de espoleta para actos vandálicos como la desaparición de la placa de nuestro padre en Pamplona.
Ni el PSOE ni otras formaciones van a modificar sus proyectos, es evidente. Las víctimas y las familias de las víctimas no vamos a cambiar de opinión ni queremos otra cosa que evitar el olvido. Somos y seremos símbolo y recuerdo permanente de la cruda realidad de lo que ETA era y es. Exigimos la verdad, la memoria, la dignidad y la justicia que rezaba la placa robada, y esperamos verla pronto en su lugar cumpliendo la misión que le corresponde.
Javier, Matilde, Luis, María Jesús, Pilar, Lorenzo y Paz Prieto Sáenz de Tejada.
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