A cada inicio y final de etapa, Jesús Gallardo deposita un ramo de claveles en memoria de las víctimas del terrorismo. Antes de subir a la bicicleta, flores. Al bajarse de ella con 150 kilómetros en las piernas, más flores.
Es la manera que tiene este guardia civil recién retirado de homenajear las más de 900 muertes que el terrorismo ha provocado en nuestro país. Una ruta en bicicleta que une localidades donde se han cometido este tipo de asesinatos en la que recorrerá un kilómetro por cada persona fallecida.
“Yo soy ciclista. Y esto significa cortarse el viento unos a otros y sufrir juntos. Por eso a mis casi 61 años y ya retirado me he dado cuenta de que tenía que hacer algo por esta gente”, reconoce el ya antiguo agente de la Benemérita.
Natural de Aranjuez pero de Valdemoro de adopción, la trayectoria profesional de Gallardo se remonta en sus comienzos a Navarra. Fue en Zubiri, en el año 1983. Allí estuvo por primera vez destinado y sufrió en sus propias carnes las consecuencias de un terrorismo que se impregnaba en el pueblo.
“Mi mujer tenía que ir a la autoescuela a Pamplona en un coche propio por estar casada con un Guardia Civil. A nosotros no nos trataban bien en las tiendas y un camión tenía que subir cada mañana al cuartel para que compráramos”, rememora sobre aquella etapa de su vida.
No por ello la opinión que tiene sobre los navarros es mala ni mucho menos. Para Jesús Gallardo la gente foral es ,“de esa que te da la palabra y la cumple”. De esos "que ni te mienten ni te engañan".
Casi cuarenta años más tarde de aquella experiencia volvió a verse con la gentes navarricas en la primera etapa de la ruta en Sangüesa. Donde fuesen asesinados los dos policías nacionales, Julián Embid Luna y Bonifacio Martín Hernández, ahora hay un monolito homenaje que constituía el punto de partida de Gallardo. De nuevo Navarra. En ese lugar, el pasado 25 de septiembre, depositó el ramo de claveles, guardó un minuto de silencio y tras un breve discurso se subió a su bicicleta camino de Zaragoza.
A diferencia de la carretera, “voy solo y el coche piloto es mi propia auto caravana”, en el municipio sí estuvo acompañado. Autoridades de Policía Nacional de Pamplona, el Sargento comandante del Puesto de Sangüesa acompañado de otro guardia civil, un policía local y dos miembros de la Corporación Local de la oposición actual se personaron para recordar a las víctimas.
“La Srª Alcaldesa acudió una vez terminado el acto, se presentó y marchó. Noté un ambiente enrarecido que nada tenía que ver con los vecinos y cómo que con ellos no fuera nada, apenas tres personas había desde las ventanas observando el acto”, anota Gallardo en la nota resumen que escribe al finalizar cada etapa.
Cuenta también sobre esos iniciáticos kilómetros que el Puerto de Sangüesa “lo subió sin problema alguno” o que en el camino le sorprendió una abundante lluvia que le llevó hasta Zaragoza capital “empapado de agua, con aire en contra por lo que, la ruta fue un tanto agotadora”.
Antes de llegar a la capital mañana, la Guardia Civil de Casetas y Utebo acompañaron al ciclista en sus respectivos términos municipales, situación que no se produjo en Zaragoza donde, en el Parque de la Esperanza, únicamente esperaba la representante de la AVT de la ciudad. "El Consistorio y demás partidos políticos ya habían tenido conocimiento días antes de mi llegada pero ninguno acudió", lamenta Gallardo.
Cambrils, Barcelona, Castellón, Alicante, Santa Pola, Torrevieja, Murcia, Motril, Málaga, Córdoba, Sevilla, Berlanga (Badajoz), Mérida, Toledo y Leganés configuran el resto ciudades incluidas en la ruta, donde Gallardo seguirá recordando a las víctimas de atentados terroristas con un ramo de claveles blanco.
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