Juan Manuel Pedreño Garraleta es un pamplonés de 58 años, cumplirá 59 el 4 de enero, casado con dos hijos, que ha pasado en muy poco tiempo de atender a sus clientes en un restaurante, a vender cupones de la ONCE en las calles de la capital navarra.
Pedreño es un hostelero muy conocido en la capital navarra por sus iniciativas a favor de las personas más necesitadas, como es el caso de la asociación 'Sonrisas de comida' que llevó hasta Guatemala en 2019.
En el mes de marzo de 2021 acudió a la sede del PSN en el Paseo Sarasate de pamplona para explicar la situación crítica del sector hostelero por la crisis generada por la pandemia de Covid-19 y solicitar un trabajo a la presidenta de Navarra María Chivite.
Juan Manuel Pedreño también es un gran osasunista. Fue candidato a la presidencia del club rojillo en las elecciones del año 2002 que ganó Patxi Izco, en pugna con el hostelero pamplonés y con Jaime Loinaz.
Pedreño recuerda aquella aventura deportiva: "Me siento orgulloso de haber jugado una final con 37 años. Izco me ganó por goleada. Tuve miedo escénico porque me faltaban tablas. Fueron tres meses y aprendí mucho. Me presenté y disfruté. Casi soy presidente de Osasuna. Imagínate que orgullo".
No obstante, Juan Manuel es más conocido por su trabajo como hostelero, primero en el restaurante la Bella Época en San Jorge "y más tarde en el restaurante Elordi en el polígono de Arre que tuve que cerrar por la pandemia".
Posteriormente, volvió a la Bella Época pero ha tenido que dejarlo: "Desde hace siete años me estoy quedando sordo. Tengo vértigo de Menier y acúfenos, además de problemas cervicales. Con cambios de presión me mareo y me caigo. Físicamente parece que estoy bien, pero tuve que dejar de trabajar".
Le han dado una minusvalía del 34%: "Quiero que se comprenda lo que tengo. Me dieron la oportunidad de trabajar vendiendo el cupón de la ONCE pasando un examen. Llevo un mes de vendedor y estoy encantado. Estoy feliz porque me han dado la oportunidad de volver a sonreir".
Juan Manuel señala que ha encontrado "personas maravillosas que quieren desarrollarse, estar con gente, disfrutar. No quiero esconderme. Me dan la oportunidad de ser otra vez Juan Manuel Pedreño. Al principio vas cubriendo bajas, pero estoy contento y feliz. No me da vergüenza, vergüenza es robar".
A su esposa (María) y a sus hijos (Sarai e Imanol) les parece "maravilloso" su nuevo trabajo "porque me ven feliz y vuelvo a estar contento. Vendo magia, vendo ilusión y creo que voy a dar algún premio. Una señora me trajo el otro día medio bizcocho de calabaza y nueces. Soy feliz. Me levanto y no me cuesta ir a trabajar", asegura.
Cree que la ONCE para él es "un salvavidas, y para todos mis compañeros. Hay un equipo humano impresionante. Tenemos hasta psicólogo y tres gestores que nos ayudan. No es por hacer la pelota. Es una empresa donde las personas somos importantes porque saben lo que nos pasa. Me ha tocado el gordo y me emociono", concluye Juan Manuel Pedreño.
