Justino Rodríguez Mateo y Rita Santos Mateo, ambos de 79 años, han llegado este martes a la sala Trovador del Hotel Castillo de Gorraiz visiblemente emocionados. No es para menos. Celebran toda una vida juntos.
Son uno de los 147 matrimonios que celebran este año sus bodas de oro. Y han sido homenajeados por Caja Rural por ese mismo motivo.
A Rodríguez y Santos les une su pueblo, Cabanillas. "Para mí es el mejor pueblo, claro", comenta ella mientras sostiene entre sus manos un ramo de flores. Se lo han dado en la misa celebrada en la Iglesia de San Lorenzo antes del homenaje. Las flores evocan a una boda que se celebró medio siglo atrás. "En misa hasta he llorado de la emoción", confiesa la mujer.
"Nos casamos el 24 de septiembre de 1974". A Santos esa fecha no le baila. Fue uno de los días más bonitos de su vida. "Nos casamos en la Ermita de San Roque, en el pueblo. Y recuerda que, en aquellos tiempos, la iglesia románica de Cabanillas estaba en obras, por lo que no había otra opción a la hora elegir el templo para la ceremonia.
El patrón de Cabanillas, San Roque, ha estado muy presente en la vida de este matrimonio. No sólo en su boda, también en los inicios de la relación. "Empezamos a salir en las fiestas de agosto, las de San Roque", indica ella. "Nos conocíamos de la escuela, pero en ese momento fue cuando formalizamos la relación", concreta.
En cincuenta años da tiempo para mucho. Entre otras cosas, este matrimonio ha sabido construir una familia de la que ambos se sienten muy orgullosos: "Tenemos dos hijas y dos nietas preciosas".
Y, aunque como en toda relación, han tenido sus altibajos, se quedan con todo lo bueno que les ha aportado el matrimonio. "Yo creo que el secreto para que una relación perdure está en tener paciencia. Puede haber momento en los que el cariño se pierda un poco, pero siempre vuelve", asegura emocionada.
Hasta este punto de la conversación, Rodríguez ha escuchado en silencio el relato de su mujer, haciendo gala de esa paciencia que ha sido la clave en su matrimonio.
Sólo una pregunta le hace reaccionar. Se le dibuja una sonrisa cuando ambos son preguntados por qué les gusta al uno del otro. "A mí me gusta todo de ella", responde.
