Teresa Fernández Iracheta (Pamplona, 1995) y Leyre Ruiz Cornago (Ribaforada, 1996) pueden decir ya, con todo derecho, que van a ser juez y fiscal respectivamente.
Tras cuatro y tres años de disciplinado estudio, intensa preparación y nervios durante los exámenes; estas dos alumnas de la Universidad de Navarra han superado las oposiciones que dan acceso a la carrera judicial tras labrarse una plaza entre más de 4.000 aspirantes.
"Siempre he tenido claro que quería estudiar derecho y que quería ser ser juez concretamente", cuenta Teresa Fernández, quien tiene familiares en la profesión. Tras resultar en el puesto 153 de entre las trescientas personas escogidas, continuará su formación teórica y práctica en Barcelona hasta la futura toma de posesión.
Fue justo al finalizar sus estudios universitarios, cuando la antigua alumna de Miravalles decidió emprender en septiembre de 2017 la preparación de las oposiciones. Una etapa "dura pero satisfactoria" en la que señala "se puede ser feliz durante el trayecto", antes incluso de recibir la tan ansiada noticia.
"Ha sido muy duro y sacrificado pero también he encontrado la felicidad en el día a día y en la satisfacción del trabajo bien hecho y de ir viendo los frutos de mi esfuerzo", comenta la futura juez.
Tras más de dos años preparando las oposiciones, el confinamiento para esta joven navarra no trastocó demasiado sus planes y continuó sin apenas cambio con su preparación. "Es una vida que no dista tanto de la vida del opositor", reconoce, aunque señala también que no tener entretenimiento exterior en el día de descanso sí que fue duro.
"Me gustaba ir a nadar, a sevillanas con mi madre o quedar con amigas. El día de descanso daba una vuelta, veía a mi novio o hacía algún recado, pero no salía de fiesta porque para mi era fundamental el descanso y que no se me alterara mucho el horario", explica sobre sus aficiones con las que se evadía durante este tiempo.
Un tiempo de preparación que terminó cuando recibió las notas y supo que "seguramente aprobaría las oposiciones", lo que le llevó a salir corriendo por el Tribunal Supremo. Ahora, ya en Barcelona, desde donde extrañará mucho vivir en casa, se enfrenta al último paso antes de convertirse en juez. "Afronto con mucha ilusión esta etapa", concluye Teresa.
En el caso de Leyre Ruiz, la vocación surgió algo más tarde, ya durante la carrera. Tras escoger derecho por delante de medicina, en sus años universitarios descubrió su interés por el derecho penal y tras su primera experiencia profesional en unas prácticas de verano se decantó por ser fiscal.
Tras aventurarse en septiembre de 2018 a preparar las oposiciones, este año ha terminado en la posición 17 de la lista general y en el número 6 entre fiscales.
"Guardo muy buen recuerdo del proceso de la oposición. Me preparé junto a dos compañeros (Ibai y Pedro, exalumnos de la UPNA que también han aprobado las oposiciones) y la verdad es que hasta echo de menos aquella rutina", cuenta la antigua estudiante del colegio Jesuitas de Tudela, quien hace un llamamiento de la 'otra cara' de la oposición: "Se habla solo del lado difícil, pero no es tan duro. Se puede opositar y disfrutar".
Al igual que su compañera, Leyre también tuvo que lidiar con el estudio durante el confinamiento, lo que considera una suerte ya que no tuvo renunciar a los planes de su alrededor". "Ese tiempo os convertisteis todos prácticamente en opositores", bromea la futura fiscal.
Sin embargo, reconoce que no todo debe ser estudiar y que tan importante es trabajar como descansar. "Creo que una de las cosas que te enseña la oposición es a valorar el tiempo. Quien esté planteándose opositar tiene que tener claro que hay tiempo para todo pero es una carrera de fondo y requiere tener la cabeza al 100% y aprovechar cada minuto de descanso", aconseja.
Por su parte, Leyre finalizará su etapa formativa en Madrid, donde comenzará año y medio de preparación laboral con el objetivo en mente de volver algún día a Navarra.
"Tengo ganas de aprovechar esta experiencia, conocer gente y aprender el oficio. Las prácticas las haré en Pamplona y espero que mi destino final, si no es ahora, puede ser algún día volver a mi tierra aunque no sé cuanto tiempo tardaré en lograrlo. Cuando me den plaza quizás sí, pero ya habrá tiempo en el futuro de echar de menos", se sincera la navarra sobre su inminente traslado temporal a Madrid.
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