El mundo católico se prepara para un momento histórico: el cónclave que comenzará el 7 de mayo en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del Papa Francisco, fallecido recientemente.
Entre los nombres que resuenan con fuerza está el de François-Xavier Bustillo Rípodas, cardenal y obispo de Ajaccio, nacido en Arre, Navarra, en 1968.
Con su carisma franciscano y su mensaje de paz, este navarro de 56 años se perfila como un candidato destacado. Pero, ¿quién es Bustillo, y qué lo convierte en una figura clave en este cónclave?
Un cónclave en tiempos de transición
La muerte del Papa Francisco, ocurrida en abril de 2025, ha dejado un vacío en la Iglesia Católica. Durante su pontificado, Francisco impulsó reformas centradas en la misericordia, la inclusión y la atención a los marginados, pero también enfrentó divisiones internas sobre temas como la doctrina y la gestión eclesial. Su fallecimiento ha desencadenado la convocatoria de un cónclave, un proceso en el que 120 cardenales electores menores de 80 años se reunirán para elegir al próximo líder de los 1.400 millones de católicos del mundo.
El cónclave de mayo de 2025 se perfila como un evento crucial, donde se debatirá si continuar el legado progresista de Francisco o adoptar un enfoque más conservador. Los cardenales, provenientes de todos los continentes, representan una diversidad de visiones, y la elección dependerá de encontrar un candidato que unifique a una Iglesia polarizada. En este contexto, François-Xavier Bustillo emerge como una figura que combina experiencia pastoral, cercanía al Papa fallecido y un mensaje de esperanza.
Raíces navarras, vocación universal
Francisco Javier Bustillo Rípodas, conocido como François-Xavier tras adquirir la nacionalidad francesa, nació el 23 de noviembre de 1968 en Arre, un pequeño pueblo a las afueras de Pamplona. Hijo de un militar y hermano mayor de tres, creció en una familia humilde impregnada de valores cristianos. Su vocación religiosa despuntó temprano: a los diez años ingresó en el Seminario Menor de Baztán, estudió primaria en Elizondo y cursó el Bachillerato en el colegio de Lecároz. Más tarde, se licenció en Teología en el Instituto Católico de Toulouse en 1997, forjando una formación que une sus raíces navarras con una perspectiva global.
Bustillo mantiene un fuerte vínculo con Navarra, visitando a su madre, hermanos y tíos al menos dos veces al año. Celebra misa en la parroquia o la capilla de Arre, como hizo en la Navidad de 2024. Su carácter sencillo sigue resonando en su tierra: “Un amigo de la infancia le dijo que no iba a ir a verle a la iglesia y él le respondió que no se preocupara, que bajaría él al bar”, relatan sus vecinos.
Una trayectoria eclesial ascendente
A los 17 años, Bustillo se unió a los Frailes Menores Conventuales en Padua, Italia, profesando solemnemente el 20 de septiembre de 1992. Fue ordenado sacerdote el 10 de septiembre de 1994. Su carrera religiosa destaca por su capacidad organizativa y cercanía con los fieles. Fue cofundador del convento de San Buenaventura en Narbona, donde sirvió como guardián y párroco, y Custodio Provincial de la Custodia de San Buenaventura en Francia y Bélgica. En Lourdes, fue guardián del convento Saint-Maximilien-Kolbe y delegado episcopal para la protección de menores y personas vulnerables.
El 11 de mayo de 2021, el Papa Francisco lo nombró obispo de Ajaccio, en Córcega, y fue consagrado el 13 de junio de ese año. En 2023, su ascenso culminó al ser creado cardenal el 30 de septiembre, recibiendo el título de Santa María Inmaculada de Lourdes en Boccea. Ese mismo año, coescribió con Mons. Edgar Peña Parra el libro Le coeur ne se divise pas, presentado en Roma, y publicó un libro sobre la vida espiritual de los sacerdotes que recibió elogios directos del Papa Francisco.
Un cardenal mediático con un mensaje de paz
Bustillo ha ganado notoriedad por su habilidad comunicativa, descrita por la prensa francesa como la de un “experto en medios”. Su visión es clara: “Trabajar por una Iglesia Católica que haga soñar, no llorar”. Esta filosofía se reflejó en la visita del Papa Francisco a Córcega el 15 de diciembre de 2024, para el simposio Religiosidad Popular en el Mediterráneo. Bustillo organizó un evento que proyectó una imagen de fe y unidad, con 800 corsos viajando al Vaticano para su elevación a cardenal. “Podremos construir una nueva humanidad más serena y pacífica”, afirmó, subrayando la necesidad de “sencillez y autenticidad”.
Sin embargo, su figura ha generado controversia. Sus vínculos con Daniel-Marie Thévenet han suscitado críticas, aunque no hay pruebas concluyentes que cuestionen su integridad. Además, la visita papal a Córcega, priorizada sobre la reapertura de Notre Dame en París, provocó tensiones en la Iglesia francesa, con algunos acusando a Bustillo de ambición desmedida.
¿Un Papa navarro en el horizonte?
Con 56 años, Bustillo aporta al cónclave un “carisma franciscano, de fraternidad, sencillez y autenticidad”. Su visión para el próximo Papa es clara: “Quien suceda a Francisco debe tener un mensaje de paz”. En una entrevista reciente, afirmó: “El futuro Papa será el Papa de todos los católicos, no solo de los que piensan como él, y deberá tener la madurez de gobernar para todos”. Sobre las diferencias entre cardenales, señaló: “Hay diferencias y divergencias entre cardenales, y es sano, porque no somos clones”.
Aunque su juventud y las controversias podrían ser obstáculos, su cercanía al Papa Francisco y su capacidad para inspirar lo posicionan como un candidato fuerte. “Mi experiencia de haber nacido en Pamplona, de haberme formado en Italia, de haber vivido mi ministerio en Francia [...] puede dar mucho al cónclave”, destacó Bustillo, enfatizando la sencillez como pilar de su mensaje.
En Navarra, la posibilidad de un Papa de Arre despierta orgullo. Mientras los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina, François-Xavier Bustillo lleva consigo un legado franciscano y una visión: una Iglesia que inspire y una humanidad unida. Si el Espíritu Santo lo elige, el mundo conocerá a un Papa con raíces navarras y un corazón abierto al mundo.