Durante años, muchos lo han apartado de sus menús por ser considerado un producto humilde, calórico o poco moderno. Sin embargo, ahora vuelve a estar en el centro del debate científico por razones muy distintas.
Un nuevo estudio ha demostrado que incluir diariamente una taza de este alimento en la dieta puede tener efectos medibles en la salud cardiovascular y metabólica, especialmente en personas con riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 o las cardiopatías.
El trabajo, presentado recientemente en NUTRITION 2025, la principal reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición, ha seguido durante 12 semanas a 72 personas con prediabetes, analizando cómo cambiaban sus niveles de colesterol, inflamación y glucosa al introducir en su alimentación una taza diaria de alubias negras, garbanzos o arroz como alimento de control.
Los resultados son claros. En quienes comieron garbanzos, el colesterol total descendió de una media de 200,4 miligramos por decilitro al inicio del estudio a 185,8 tras doce semanas.
En los que consumieron alubias negras, se registró una disminución significativa en los niveles de interleucina-6, una citoquina proinflamatoria que pasó de 2,57 a 1,88 picogramos por mililitro. Sin embargo, no se detectaron cambios relevantes en los niveles de glucosa.
“La mayoría de personas con prediabetes presentan un metabolismo deficiente de los lípidos y una inflamación crónica de bajo grado”, explica Morganne Smith, doctoranda del Instituto de Tecnología de Illinois. “Nuestro estudio ha demostrado que el consumo habitual de alubias ayuda a reducir tanto el colesterol como la inflamación, dos factores clave que contribuyen al desarrollo de enfermedades metabólicas”.
Una de las fortalezas del estudio es que se ha realizado en condiciones de vida libre, es decir, sin modificar drásticamente los hábitos cotidianos de los participantes. Todos fueron asignados aleatoriamente a uno de los tres grupos, y se tomaron muestras de sangre al inicio, a las 6 semanas y al final del estudio, junto con pruebas de tolerancia a la glucosa.
Además de los beneficios registrados, los investigadores destacan que este alimento es económico, versátil y fácil de incorporar a la dieta diaria, ya sea en su versión seca, congelada o en conserva. Eso sí, aconsejan revisar las etiquetas si se opta por productos procesados, para evitar un consumo excesivo de sal o azúcares añadidos. “Se pueden triturar para espesar sopas, mezclar con arroz o quinoa, o usarse como base de ensaladas”, propone Smith.
Esta investigación forma parte de un proyecto más amplio sobre microbioma intestinal, y los próximos pasos irán dirigidos a comprender cómo el consumo de alubias negras y garbanzos influye también en la salud digestiva, clave para el equilibrio metabólico.
“Los beneficios que hemos observado no solo aplican a personas con prediabetes —insiste la investigadora—. Este tipo de alimento puede ser una herramienta útil para toda la población en la prevención de enfermedades crónicas”.
