Pablo Lasaosa Vidal (Pamplona, 1992), es un joven fotógrafo freelance que este fin de semana ha dejado, por iniciativa propia, la comodidad de su casa para sumergirse de lleno en el escenario desolador de una catástrofe, el que ha dejado la Dana a su paso por Valencia.
Lasaosa trabaja habitualmente para este periódico y también colabora con El País. Atiende a Navarra.com desde un bar de Paiporta: "Las máquinas de tabaco y juegos están hasta arriba de barro", comenta en un momento de la conversación.
Lamenta que los vecinos de las zonas afectadas están "solos, abandonados y con barro por todos lados". Y eso porque, a pesar de los esfuerzos por limpiar de los propios vecinos y voluntarios, el barro se resiste: "Sacas 7 kilos y te aparecen 18 más", comenta el fotógrafo compungido.
Precisamente, él decidió bajar a Valencia este fin de semana movido por las imágenes que le llegaban de auténtica devastación. "He venido porque este tipo de catástrofes impresionan mucho. Viendo que la gente lo estaba pasando tan mal, pensé que tenía que aportar, en la medida de lo posible, a través de la imagen para darles un poquito más de voz a los vecinos afectados", explica. "Ahora estoy en Paiporta y estoy flipando".
Insiste en que sintió la necesidad de trasladar lo que está pasando en Valencia a través de la fotografía. "Este es nuestro curro. Nosotros nos tenemos que desplazar a las zonas más afectadas porque, si no se transmite lo que está pasando, no existe", indica. Y subraya que, si pasa algo y no hay ni medios de comunicación ni repercusión en redes sociales, "es como si no hubiera sucedido". Por eso, reivindica la importante la labor del fotoperiodismo para enseñar todo lo que está pasando en Valencia tras el paso de la Dana.
Viajó hasta la zona cero de la tragedia este viernes y pretende quedarse hasta el martes. "El trayecto fue bastante bien, no tuve ningún problema. Bajé de Pamplona a Valencia por Teruel. La carretera estaba en buen estado. La gente me decía que no iba a pasar de Castellón porque anunciaban lluvias también en esa zona, pero tuve suerte y llegué sin problema", rememora Lasaosa. Ya el acceso a la zona cero ha sido más complicado. "Hay que llegar hasta San Marcelino en transporte público o en tu propio vehículo. Es un barrio que está al lado del cementerio de Valencia. Y, de ahí se puede ir andando a alguna de las zonas más afectadas por la Dana", detalla. Eso sí, hay que caminar bastante. "Paiporta, está a algo más 4 kilómetros de ahí", ejemplifica.
Y recuerda con cierto tono de dolor la primera foto que hizo al llegar a Valencia. "Fue cuando entré en Benetússer en una bajera en la que había mogollón de gente limpiando los restos de lo que había sido un taller de música de percusión antes de la catástrofe. Y saqué a dos coches estrellados contra el propio taller. Habían reventado el muro y, desde dentro, parecían un cuadro", relata.
No obstante, asegura en que no puede decidirse por una fotografía que sea la que más le ha impactado sacar. "Hay muchas. La del señor llevando la garrafa de agua con una carica de pena, por ejemplo. También el detalles de unos cd's de música infantil tirados en el suelo entre el barro. Te hacen replantearte muchas cosas, como qué es de verdad lo importante en esta vida", repasa mientras se queda pensativo. "Es tan desolador el sitio que todas las imágenes impresionan", constata.
Dos días después de llegar al epicentro de la tragedia, este fotógrafo navarro ha tenido tiempo de conversar con los vecinos y conocer sus testimonios: "Me están diciendo que, prácticamente hasta ahora, han estado solos. Los voluntarios han estado partiéndose los cuernos estos días para ayudarles".
Lasaosa también ha podido conocer de primera mano todas las necesidades que tienen en estos momentos las personas afectadas por la catástrofe en Valencia. "Son muchas", advierte. "Por ejemplo, de alimentación de bebés y cosas de puericultura. Hace falta leche de fórmula. Agua también porque no tienen. Y comida no perecedera", enumera. "Es que no hay ningún comercio aquí. Está todo cerrado", recalca.
El joven fotógrafo se muestra afectado por todo lo que sus ojos han visto a través de la cámara en Valencia. "Es desolador. Se me cae el alma a los pies cuando pienso que esta gente lo ha perdido todo".
En este punto de la conversación recuerda uno de los tantos testimonios que se escuchan estos días en muchas zonas de Valencia. "Una pareja se encontró a sus perros flotando a 2,15 metros de altura. Tuvieron que salir de ahí por una especie de patio de medio metro cuadrado. Rompieron el tejado y subieron a casa del vecino del primero por una escalera que les bajaron".
"Valencia ahora mismo es un escenario salvaje", describe. "Hay carritos de bebé y sillas de ruedas tirados en el barro", comenta. Y cuenta que es una escena que observa en estos momentos desde el propio bar desde el que habla.
Lasaosa comenta que, además de estar en duelo por las personas fallecidas a causa de la Dana, los vecinos empiezan a preguntarse ahora si el seguro y el consorcio se harán cargo de todo. Aunque lo que más preocupa a los afectados es cuándo les van a pagar.
"Esta gente lo ha perdido absolutamente todo", recuerda. "Las personas que vivían en bajos, que son muchas, han perdido la casa, el coche y no tienen si quiera dónde dormir". Y vuelve a intentar resumir en una frase lo que a estas horas capta con su cámara de fotos en Valencia: "Mires donde mires, sólo hay destrucción".
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