En el Valle de Salazar y muy cerca de la Selva de Irati se encuentra el pequeño pueblo de Ezcároz, un lugar donde dejarse llevar por sus paisajes y casas pirenaicas. Se encuentra a 84 kilómetros de Pamplona y está rodeado de otros pueblos conocidos como Ochagavía o Jaurrieta.
Este municipio es uno de los 14 pueblos que forman el Valle de Salazar. Villa pirenaica situada entre Roncesvalles, el Valle de Aezkoa y el Valle de Roncal, muy próximo a la Selva de Irati.
En el interior del pueblo se puede visitar la Iglesia Parroquial de construcción gótica que data del siglo XVI avanzado. El retablo mayor está dedicado a San Román y es una obra atribuida al escultor de Sangüesa Miguel de Casanova y Aibar.
Dos retablos renacentistas que datan del periodo de transición hacia la fase romanista, entre 1570 y 1580, exhiben policromía con intrincados detalles de colores vibrantes. También se encuentra un retablo barroco que data de mediados del siglo XVIII, así como una imagen de la Virgen del Rosario del siglo XVII. Además, destaca un retablo de la primera mitad del siglo XVII. Complementando la belleza del lugar, hay dos hermosos púlpitos de mediados del siglo XVI, uno de los cuales presenta el escudo de la Villa.
A las fueras del pueblo se ubica la Ermita de Santa María Magdalena y también gótica. Caminar por las calles de Ezcároz también tiene su encanto y el conjunto urbanístico se caracteriza por sus casas pirenaicas, tejados de acusada pendiente y teja plana para evitar la acumulación de nieve. También, se pueden observar calles empedradas, huertas, grandes portaladas con entradas de piedra y techos de madera.
En 1767 se construyó un molino, que actualmente está sin uso pero se conserva la maquinaria. También existía una presa de madera, que en 1907, una riada se la llevó y se construyó la actual.
Después de visitar el pueblo, hay posibilidad de disfrutar de la mejor comida de la zona. El Restaurante Galtzabarra es un negocio familiar y ofrece platos caseros que te harán sentir como en casa.
Dispone de un amplio comedor para más de 100 comensales y cuenta con un estilo rústico con grandes ventanales por donde entra luz natural durante el día. También, cuenta con una terraza climatizada para disfrutar en cualquier época del año.
Entre sus platos, se encuentran los pucheros como las alubias rojas, las carnes como carrilleras o solomillo y pescados como el bacalao. El ambiente, los productos frescos y la amabilidad de su gente, te harán disfrutar de una experiencia totalmente acogedora y familiar.
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