Una investigación desarrollada en la Clínica Universidad de Navarra y publicada, entre otras revistas científicas, en Journal of Advanced Nursing ha demostrado que la Inteligencia Artificial (IA) es una herramienta eficaz para mejorar la seguridad en la atención sanitaria.
Cristina Gordo Luis, responsable del Servicio de Calidad de la Clínica, ha liderado un estudio que valida un innovador prototipo basado en tecnologías de reconocimiento facial y de voz con Inteligencia Artificial para reducir los errores en la administración de medicamentos.
La fase de validación del software, liderada por Ricardo Mateo, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y co-director de la tesis, se desarrolló en colaboración con ingenieros especializados y se realizó en un entorno hospitalario real.
“Realizamos pruebas con pacientes en la sede de Pamplona de la Clínica y obtuvimos resultados muy satisfactorios: el uso simultáneo del reconocimiento facial y de voz permitió alcanzar niveles de máxima seguridad, además de mejorar la adherencia a los protocolos, reduciendo significativamente los eventos adversos en la administración de fármacos", destaca Gordo.
Este avance, objeto de su reciente tesis doctoral en Medicina, busca ser un referente en la aplicación de la IA dentro del ámbito sanitario, un sector que “ha mostrado mayor resistencia a la adopción de estas tecnologías en comparación con otros”.
Según la experta, “a pesar de los beneficios demostrados, su implementación en el entorno hospitalario enfrenta desafíos significativos, como la heterogeneidad de los datos, la falta de confianza de los pacientes y las dificultades normativas”.
Un problema global de salud pública
El interés por la seguridad clínica cobró relevancia en el año 2000, cuando un informe del Instituto de Medicina reveló que entre 44.000 y 98.000 personas fallecían cada año en Estados Unidos debido a errores médicos. De ellos, unos 7.000 tenían que ver con eventos adversos relacionados con la medicación.
Este alarmante dato llevó a entidades como la Organización Mundial de la Salud a considerar la seguridad clínica como un problema de salud pública urgente. Cristina Gordo señala que “aún con los esfuerzos realizados en las últimas décadas, no tenemos pruebas de cambios duraderos ni de un avance generalizado en la seguridad de los sistemas sanitarios”.
“La IA tiene un enorme potencial para garantizar una medicina más segura, tanto para el paciente como para el personal sanitario. Además, al liberar tiempo y recursos, permite a los profesionales enfocarse en los aspectos más humanísticos del cuidado. Considero que es momento de aceptar el desafío de reducir los eventos adversos y mejorar la seguridad clínica", concluye Gordo.
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