La principal plaza de toros del mundo tendrá sabor navarro durante la temporada 2024. Las fotografías del pamplonés Gorka Azpilicueta y de su compañero riojano Arsenio Ramírez han sido escogidas por la plaza de toros de Las Ventas de Madrid para ilustrar las portadas de los programas de mano de todas las corridas de toros de la presente temporada.
Así lo ha anunciado la empresa gestora del coso madrileño, Plaza 1, que ha confirmado que las imágenes de estos experimentados fotógrafos, grandes aficionados taurinos, serán las que estarán presentes en cada tarde de toros durante toda la temporada.
Según informa la plaza de toros de Las Ventas, Gorka Azpilicueta y Arsenio Ramirez iniciaron su relación con el Toro Bravo en el campo a finales de los años 90 en Medina Sidonia, epicentro de la Ruta del Toro gaditana. Su pasión por la diversidad genética que este animal ofrece y por la fotografía les hace ampliar miras fotografiando posteriormente otras zonas ganaderas de España y Portugal.
Han realizado multitud de exposiciones en sitios de relevancia, destacando entre ellos la de la Plaza de Las Ventas de Madrid, la realizada en la plaza de Vic Fezensac por su feria de Pentecostés, Medina del Campo o Tafallla, entre muchas otras. Más de 30 galardones adornan su palmarés en concursos fotográficos nacionales e internacionales, destacando entre todos el convocado en su día por la Plaza de Toros de Las Ventas o el del Ayuntamiento de Colmenar Viejo.
A lo largo de estos mas de 25 años en el campo han creado uno de los archivos fotográficos mas importantes sobre el toro de lidia en el campo. Una muestra de todo este trabajo puede visualizarse en su web www.porlarutasdeltoro.com o en sus perfiles de mismo nombre de X o Instagram.
Hasta el momento, una exhaustiva selección de su amplio archivo ha sido plasmado en dos obras impresas autoeditadas en gran formato y alta calidad. Los libros “Toro, una vida en imágenes” y “Toro y Tauromaquia, vivencias” han gozado de gran aceptación entre el público taurino e incluso del que no lo es, siendo ambos un alegato a la conservación de un patrimonio de un valor incalculable como es el Toro de Lidia, los encastes que componen la cabaña brava y los distintos hábitats donde este se cría.
