• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:05
 
 

TRIBUNALES

Ocho meses de cárcel para un joven de 26 años en Olite por disparar a su perro, "que ya no le servía para la caza"

La Policía Foral lo descubrió en marzo alertada por un vecino que había oído disparos y cuando llegó ya había enterrado al animal. 

Imagen del perro sacrificado con un disparo por parte de un vecino de Olite al que investigan por maltrato animal. POLICÍA FORAL
Imagen del perro sacrificado con un disparo por parte de un vecino de Olite al que investigan por maltrato animal. POLICÍA FORAL

Un vecino de Olite de 26 años ha sido condenado a 8 meses de cárcel por matar a uno de sus perros de un disparo porque "ya no servían para cazar", según ha informado la Policía Foral en un comunicado. 

Los hechos sucedieron en marzo en un paraje conocido como “El Monte Encinar” de la localidad de Olite, donde una patrulla de la Brigada de Protección Medioambiental de Policía Foral recibió el aviso de un ciudadano que había escuchado disparos de escopeta.

Los agentes descubrieron entonces al vecino de Olite que acababa de matar de un disparo a un perro, cuyo cadáver había enterrado en las cercanías. Agentes del Grupo de Investigación Medioambiental (unidad de Policía Foral especializada en la investigación de este tipo de delitos) se hicieron cargo de las diligencias, iniciando un procedimiento penal (investigándole como presunto autor de un delito de maltrato a animal doméstico) y otro administrativo (por la inadecuada gestión del cadáver del animal).

El atestado policial fue remitido al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Tafalla, que ha condenado ahora al joven “a la pena de prisión de 8 meses, a la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho a obtener o mantener licencia de armas, a su tenencia y porte durante el tiempo de la condena y a la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de cualquier profesión que tenga relación con animales así como para la tenencia de animales durante el plazo de 16 meses”.

El día que fue identificado, cuando los policías llegaron a la zona donde el joven había aparcado el turismo, observaron que en el asiento trasero del vehículo se encontraba una escopeta de caza y varios cartuchos. Inicialmente, el joven relató a los agentes que estaba paseando al perro y que iba a llevar el arma a reparar, ya que estaba estropeada. Los policías sospecharon de su versión y comprobaron que el arma había sido disparada recientemente.

Finalmente, el hombre admitió que se había desplazado hasta allí para matar dos perros que no servían para cazar”, y que de hecho acababa de matar y enterrar a uno de ellos.

Los agentes rastrearon la zona y encontraron un charco de sangre con restos de un cartucho de caza similar a los que portaba el sospechoso, quien llevó a los policías hasta el lugar donde había enterrado al perro.

Tras desenterrar el cuerpo del animal, los agentes comprobaron que presentaba un orificio de bala en  la cabeza, e inmediatamente dieron aviso al Grupo de Investigación Medioambiental (unidad de Policía Foral especializada en la investigación de este tipo de delitos).

Finalmente, se imputó al joven como presunto autor de un delito de maltrato de animal doméstico y se le denunció por una infracción administrativa por “el abandono de animales o de sus cadáveres que entrañen un riesgo sanitario para la sanidad animal, para la salud pública o contaminen el medio ambiente, o su envío a destinos que no estén autorizados”.

Además, se retiró arma de fuego utilizada en los hechos para su depósito y (al tratarse de una conducta inadecuada en su utilización) se solicitó a la Delegación del Gobierno en Navarra la revocación del permiso.


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