Los cabezudos y los kilikis son dos de los principales protagonistas de los Sanfermines a ojos de los niños pamploneses, y es que existe una relación de amor-odio entre ellos.
El recorrido, que empezaba en la nueva estación de autobuses y acababa en la calle mayor, ha estado abarrotado de principio a fin con una mezcla de sonrisas y llantos.