- domingo, 29 de junio de 2025
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Lo que está ocurriendo en la política española, al borde ya de la semana de la (no) investidura de Mariano Rajoy, es, simplemente, de no creer. Imposible ofrecer un espectáculo más completo de incompetencia, mala baba, rencillas cuarteleras y desdén por el pobre contribuyente/votante, que somos usted, yo y unos cuantos millones de españoles más.
Cierto que el Parlamento español ha quedado en los últimos siete meses para lo que ha quedado: para que los líderes políticos se reúnan en algún salón 'privado' para, llegan a decir, negociar tranquilamente, lejos de los oídos indiscretos de los periodistas que son la conexión con los ciudadanos, y para, luego, ofrecer la versión pactada de sus encuentros a esos mismos periodistas, que se agolpan en la misma incómoda sala de prensa para escuchar más o menos lo mismo que ya llevan meses escuchando.
Sumidos en la campaña electoral analizamos si el Parlamento de Navarra baja su actividad y tratamos de entender si los parlamentarios deben dedicarse a su labor parlamentaria o al partido. Pero ¿Cómo se mide la actividad? ¿Dónde están los objetivos? ¿Cómo se sabe si se trabaja o no? Como siempre, estamos en las mismas: hay que medir todo y no se mide nada.
El profesor de filosofía del Instituto de Lodosa, Roberto Peña León, se cambió de camiseta en la comisión del Parlamento de Navarra que abordaba la problemática del centro, que ve como una línea de castellano va a ser suprimida.
Además, Peña relató con detalle todas las deficiencias del centro y, como crítica, cambio su camiseta en defensa de la educación pública por otra en la que se leía: La vida de Brian. "No es tan malo que te vayan a crucificar, al fin y al cabo mueres al aire libre", señaló con ironía Peña haciendo alusión a la muerte de Cristo y a los 33 años que tiene el centro académico.