La tienda Almacenes Numancia sigue abierta después de más de 60 años en el mismo local de la calle San Antón número 1 en el Casco Viejo de Pamplona.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros negocios que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso de la Joyería Berna o la vinoteca Murillo que ha cerrado hace pocas fechas.
Almacenes Numancia abrió sus puertas en 1949 de la mano de Marciano Martínez Pérez, un soriano de Valdelavilla, primero en la Plaza de la Cruz, posteriormente en la calle San Fermín y desde 1960 en la actual ubicación de la calle San Antón. El nombre de 'Numancia' se debe al origen soriano de su fundador.
Las dos hijas de Marciano, Pili e Inma Martínez Aguilar tomaron el relevo con su nieto Alberto Ollo Martínez. Actualmente, son Inma y su sobrino Carlos Ollo Martínez los que dirigen el negocio.
Inmaculada Martínez explica a Navarra.com los inicios del establecimiento: "Estoy aquí desde 1975, pero la sociedad se abrió en 1949 con mi padre y un tio de mi padre. Abrieron lo que era un almacén para venta al por mayor. Esta tienda se abrió en el año 60 y fue la primera".
Luego se abrieron otras tiendas en la cale Sangüesa 29, en Monasterio de la Oliva 54 y el almacén en la calle Sangüesa 14, que pasó a la calle San Fermín 65: "Posteriormente, el tio de mi padre se murió y los hijos partieron la sociedad", señala Inma.
Una parte se quedó con las tiendas de la calle Sanguesa, Monasterio de la Oliva y el almacén se quitó. "Por otro lado nos quedamos mi padre, mi hermana y yo trabajando aquí en la calle San Antón. En 2018 se murió mi hermana Pilar y nos quedamos los dos hasta hoy", asegura.
La situación actual es complicada: "Aquí estamos aguantando. Mientras vengan las mujeres como digo yo... La cuestión es que vengan porque todas te dicen que no cierres. Yo les digo que vengan a comprar porque los grandes han hecho mucho daño", afirma Inmaculada.
"Facilidades a lo pequeño, nada. Se olvidan del casco viejo. Todos son impedimentos. Yo me podría jubilar pero hay quien sigue como Carlos y le quedan unos años", comentan sus propietarios.
"El local no es nuestro y no te puedes meter a hacer obras que valen mucho dinero, pero si lo pintas lo fastidias. Además le quitas identidad a la tienda", asegura Carlos. "Da gusto entrar en la tienda y ver el mobiliario de madera de roble y el suelo de marmol", añade.
La ropa que tienen a la venta "es para gente mayor, gente de residencias, cosas clásicas. Se venden sobre todo interiores. Mucho para señora de residencia como vestidos, chaquetas de poliester que no lleve apenas lana", asegura Inmaculada.
En ropa de caballero tienen a la venta interiores, mucho calcetín, camisas y pantalones clásicos. En San Fermín se ponen los dos escaparates llenos con pañuelos, fajas, camisas, pantalones, etc.
"Para modernizar ya están las boutiques y todo eso. Está la tienda igual como hace años. Los mismos cajones. Hemos estado hasta doce personas trabajando con una exclusiva de cajera solo para cobrar", explica Inmaculada.
Internet les ha hecho mucho daño: "Cuando necesiten trabajo les digo a los jóvenes que vayan a internet para que les den trabajo. Hay muchos clientes que necesitan que les digas si le sienta bien o no. No le puedes engañar porque no va a volver. Al cliente, siempre la verdad por delante".
"Vamos aguantando. Antes eran negocios y ahora son saca sueldos. Esta tienda nunca ha sido cara. Esto es sobrevivir y atender al público ni más ni menos. Resistimos, como vimos en el libro que se publicó que se titula 'Resistiendas', concluye Inmaculada Martínez.
