La Parada de Noa es el nombre de una panadería, cafetería y bar que lleva cuatro años funcionando en la calle Valle de Egüés 42, en el barrio de Lezkairu en Pamplona.
Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso de la Frutería de Mei o el restaurante Akari Gastroteka.
La Parada de Noa está dirigida por Álvaro García Corera, natural de Larraga y de 50 años. Abrieron hace cuatro años y medio. Es una micro cooperativa formada por Álvaro, su esposa Noelia y el padre de su esposa. El nombre de la Parada de Noa se debe a la fusión de los nombres Noelia y Álvaro.
Álvaro explica como surgió la idea del nuevo bar: "Me he dedicado unos años a la automoción y quería cambiar. Mi mujer Noelia se dedica a la hostelería y surgió la idea de montar un local. Estudiamos los barrios de Pamplona. Lezkairu nos pareció un barrio en expansión y compramos el local".
Estuvieron un año preparando el diseño del local: "Desde el cartel, el logo al que le dimos mil millones de vueltas, la idea de negocio que queríamos hacer algo casero y potenciar las mañanas sobre todo", asegura Álvaro García.
Los madrugones son lo suyo a diario: "Empezamos a trabajar a las 4 de la mañana todos los días. Pelamos saco y medio de patatas, todo casero, pochamos. Intentamos que todo lo que hacemos sea casero aunque sea cocina sencilla. Trabajamos muy bien".
En cuanto a sus especialidades, son las siguientes: "Damos mucho bocadillo, hamburguesas, picoteo, comida informal. Un poco lo que demanda la gente de unos 40 años que es la media de edad del barrio", indica el dueño del local.
"La gente sale a menudo en el barrio y quiere gastarse menos dinero. Piden unas bravas caseras y un bocata para dos, en lugar de una cena en un restaurante", asegura Álvaro García.
Además, tienen el gancho de los Sanfermines "con un panel donde indicamos a los clientes los días y horas que faltan para el 6 de julio. Sale también online el horario de las villavesas y la temperatura que tengo programado en un ordenador", asegura Álvaro García.
La crisis les ha puesto contra las cuerdas: “Está muy complicado. Préstamos por todos los sitios. Empezamos con la pandemia donde pedimos un préstamo ICO que estamos devolviendo y luego llegó el tema de la luz que ha sido a punto casi de cerrar", comenta el dueño del local.
Álvaro García pone un ejemplo: "Tuvimos meses que la diferencia fue de mil a cuatro mil euros de gasto de un año a otro. Ahora va un poco mejor. Vamos tirando para adelante y a ver si aguantamos dos años para quitarnos la carga fiscal. Creo que este año iremos mejor”, concluye Álvaro.
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