• sábado, 19 de abril de 2025
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COMERCIO LOCAL

El secreto de Carlos para darle vida a un conocido bar de Pamplona donde el ajoarriero es el Rey

En los desayunos, la tortilla de patata con alioli es un éxito rotundo y se agota en minutos. "También nos encargan muchas tortillas para llevar", añade.

Carlos Carrillo es el dueño del bar Stik Bol en el segundo Ensanche de Pamplona. Navarra.com
Carlos Carrillo es el dueño del bar Stik Bol en el segundo Ensanche de Pamplona. Navarra.com

Hace casi cuarenta años, un pequeño local de Pamplona comenzó a forjar su historia entre charlas, brindis y el bullicio de clientes fieles. Con los años, se convirtió en un referente, pero fue en 2022 cuando su destino tomó un nuevo rumbo de la mano de un hombre con un profundo amor por la hostelería: Carlos Carrillo Peñafiel.

Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la ciudad, como es el caso por ejemplo de la tienda de arreglos de zapatos Damar que ha abierto recientemente muy cerca de la Plaza de la Libertad.

De 45 años, ecuatoriano de nacimiento, 'Charly' llegó a España hace 25 años y se instaló en Pamplona en 2010. La hostelería ha estado presente en su vida desde siempre. "Mi madre me inculcó la profesión desde pequeño y mi abuela me enseñó a cocinar", recuerda con orgullo.

Su experiencia es amplia y diversa: ha trabajado en locales como Rancho de Arre, la cafetería de El Corte Inglés, Ezkia Taberna en Navarrería y el Halcón, además de pasar ocho meses en el Stik Bol antes de hacerse con su gestión. "El traspaso nos lo ofrecieron Cristina y María, que son también las dueñas del Katuzarra, y tras consultarlo con mi mujer, decidimos apostar por ello".

"Llevamos casi tres años y nos va bien. No somos ricos, pero tenemos todos los pagos al día, que es lo más importante", afirma Carrillo. Con seis empleados, el bar ha logrado recuperar su clientela de siempre y atraer a nuevos visitantes. "Los fines de semana damos muchas comidas y cenas, y mucha gente ha regresado. Nos apoyan mucho", asegura.

El espíritu del bar sigue intacto, con una oferta gastronómica basada en la tradición. El menú del día ofrece cinco primeros y cinco segundos, mientras que la barra de pinchos caseros sigue siendo un reclamo esencial. "Los callos y el ajoarriero son los más vendidos. Nos dejaron la receta las anteriores cocineras y la hemos aprendido bien", explica Carrillo. En los desayunos, la tortilla de patata con alioli es un éxito rotundo y se agota en minutos. "También nos encargan muchas tortillas para llevar", añade.

El bar abre a las 08:00 de la mañana —los fines de semana a las 10:00— y descansa los domingos. "Estamos muy contentos en Navarra. De mis cuatro hijos, tres son navarros, y aunque mi corazón está dividido entre Ecuador, La Rioja y Navarra, me siento muy bien acogido aquí", comenta.

Desde el 1 de marzo de 2024, Carrillo ha asumido además la gestión del bar Rancho Grande de Arre, donde trabajó hace años. "El dueño falleció hace unos meses y me ofrecieron llevarlo. Ya me conocen en el pueblo, así que ahí estamos tirando, con el apoyo de mi mujer", relata.

Pero el Stik Bol, como se llama el local que ahora dirige, tiene una historia que va mucho más allá de su nueva etapa. Abrió sus puertas en 1986 como sede del club San Antonio, que trasladó su oficina al fondo del establecimiento. En 1991, tres jóvenes camareros, Eduardo Zubieta Aragón (‘Tedi’), José Gradín San Martín (‘Checho’) y Javi Legarra De Carlos, tomaron las riendas del negocio, primero en régimen de alquiler y, posteriormente, adquiriendo la propiedad en 1993.

Tras una reforma integral en 2001, el bar renació con un aspecto completamente renovado, aunque conservó su nombre en homenaje a la sección de hockey patines del club antoniano. Durante 25 años, fue un referente en la hostelería pamplonesa hasta que la pandemia obligó a cerrar sus puertas. Con la llegada de Carrillo, el negocio ha encontrado una segunda vida, manteniendo el carácter acogedor y la esencia gastronómica que lo convirtieron en un lugar icónico.

El local que hoy lidera Carrillo también ha sido testigo de momentos de suerte. El 16 de noviembre de 1996, en su establecimiento de calle Iturralde y Suit, se vendieron cuatro series del número 69.003, el inmediatamente anterior al Gordo de la Lotería Nacional, con un premio de 200.000 pesetas por boleto. Un golpe de fortuna que, como tantas otras historias, sigue formando parte de su legado.

Comedor del bar Stikbol en la calle Iturralde y Suit 9 de Pamplona. Navarra.com
Comedor del bar Stik Bol en la calle Iturralde y Suit 9 de Pamplona. Navarra.com

 

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