Ronald Romero es un venezolano de 43 años ha instalado en Pamplona desde hace seis años. Trabajó primero en la hostelería y posteriormente abrió con su hermano Carlos la tienda Petit Sucreé en el Paseo de Sarasate de la capital navarra.
Su espíritu emprendedor les hizo dar con la frutería 'La Huerta del Castillo' en la calle Berlín del barrio de Ripagaina, que ha estado año y medio cerrada. Se han lanzado a la aventura con un cambio brutal de imagen en la misma y el resultado es excelente.
Ronald asegura: "Decidimos coger esta frutería para cambiar un poco el área. Hemos remodelado, quitado y ampliado cosas. Hay productos del día a día como leche, pan, frutica. Lo que en mi país se llama bodegón. Hay un poco de todo aunque no es un supermercado".
"Gracias a Dios hemos tenido mucha aceptación de la gente y hay que darle tiempo porque estuvo mucho tiempo cerrado. Los que vienen repiten y están muy contentos. No me quejo. Ha ido bien. Es un barrio nuevo y tenemos que ir a más", afirma el dueño de la tienda.
Se trata de un barrio en pleno crecimiento y con un gran futuro en muy poco tiempo: "Muy cerca están construyendo tres bloques más que para final de año ya estarán terminados y una torre un poco más adelante".
En cuanto a los precios, Ronald explica su punto de vista: "Hay que tener un poco de paciencia y tener en cuenta el alza de los alimentos. Uno trata de estar ahí en los precios con un margen justo y sobre todo se trata de dar una muy buena calidad".
La mayoría de la fruta procede de Navarra: "Normalmente compro en MercaIruña. Todo el producto es de España, excepto los kakis y las alubias cuando se acaba aquí la temporada", asegura Ronald.
"La lechuga fresca es de Tafalla, manzanas y kiwis de Valencia, fresas de Huelva, zanahoria, cebolla y patata de la huerta, plátano de Canarias, mango de Perú y la pera de Rincón de Soto. El melón es de aquí cuando hay".
Ofrece también conservas de todo tipo en sus estanterías: "Hay embutidos, pimientos del piquillo, queso y pacharán de Navarra, miel de Olite, encurtidos, leche de aquí y una selección de productos locales que la gente agradece", destaca el dueño de la tienda.
El local lo han modificado totalmente "a nuestro gusto y para que la gente se sienta agradable. La tienda está bonita, elegante, y tiene más espacio para que las señoras entren con los carritos de los niños, que estaba un poco incómodo, y también para las personas con discapacidad", explica Ronald.
Su madre y su hermano Carlos llevan 25 años en Pamplona y ya se han instalado en la ciudad: "Los dos sobrinos ya son pamploneses. La familia está contentísima en Pamplona". Ronald siempre ha estado "yendo y viniendo porque he viajado por Colombia, Argentina, Trinidad y Tobago y Curasao como cocinero que soy en realidad, que es mi profesión".
"Pamplona me ha convencido. Sobre todo por la calidad, que es algo que también se paga, y por la tranquilidad. Vas a Madrid y es una locura. Aquí hay otro ritmo. Tienes tu descanso y te puedes organizar bien. La gente es más tranquila y sobre todo estamos muy cerca del mar. La gente es muy maja. No me quejo", concluye Ronald.
