Los bares de Pamplona se renuevan constantemente en busca de ofrecer novedades y comodidad a sus clientes. A partir de septiembre se regresa a las rutinas habituales tras el verano y llegan los cambios para afrontar una nueva temporada de trabajo.
Es el caso de un bar muy conocido en un barrio popular de la capital navarra. Está muy cerca de otros negocios que hemos conocido en esta sección de comercio local en Pamplona, como es el caso de Bodegas Leyre, bar El Mochuelo o la Bodega Núñez.
Pedro Jesús Sanz Benito, natural de Corella y de 62 años, es el duelo de la Taberna Albéniz, situada en la esquina de la calle Isaac Albéniz y el número 15 de la calle Manuel de Falla en el barrio de la Milagrosa. Un bar de barrio que dispone, además, de una gran terraza a la sombra.
La Taberna Albéniz abrió sus puertas al público en 1985 y lleva camino de cumplir los 40 años de vida. Comenzaron tres socios de los que solo queda Pedro, que recibe la ayuda de su mujer y de su hijo. "Mis socios se jubilaron, hubo una remodelación en 2017 y ahora me he quedado con mi señora".
La taberna ha ganado mucho con la peatonalización del barrio en cuanto a imagen y amplitud. "Los coches ya no pueden aparcar. Creo que en la hostelería nos han 'jibado' un poco porque pasa menos gente. Pero hay que reconocer quedado muy bien la plaza", asegura Pedro.
El responsable del bar asegura que desde septiembre, hay más movimientos: "A ver si ahora seguimos para adelante con la gente de la universidad. Se nota mucho. La ocupación de pisos está a tope. No hay pisos vacíos", asegura Pedro.
"De día se nota jaleo y de noche nada porque la gente se va al casco viejo. Con las bodegas Leyre, bodega Núñez y el bar Mochuelo somos los cuatro clásicos del barrio", afirma el dueño de la taberna Albéniz.
La taberna Albéniz no tiene cocina para dar menús, salvo los almuerzicos de San Fermín: "Nos dedicamos a los pinchos, fritos caseros de huevo, pimiento, croqueta y jamón y queso, al tapeo, a las tortillas de patata normal, de beicon con ali oli, y setas con queso", señala Pedro.
Pedro destaca también "las cervezas artesanas. Vamos rotando cuatro de ellas. Están todas muy buenas. Tenemos tiradores de cervezas artesanas. Ahora es la moda y ahí andamos. Además, ofrecemos bocadillos, cafés por la mañana... y la terraza que es lo que le da la vida me imagino que a todo el mundo".
El barrio ha cambiado desde hace unos años: "La gente inmigrante que ha llegado tiene sus propios locales y aquí viene la gente de siempre", asegura Pedro, que ve con optimismo el futuro de su establecimiento en el barrio de la Milagrosa.
