Los clientes habituales ya lo saben: cada cierto tiempo, el escaparate cambia en Pamplona. De un día para otro, aparece una nueva maqueta espectacular, una obra en miniatura que deja a más de uno pegado al cristal, observando cada detalle. La última, colocada hace apenas unas semanas, recrea el aeropuerto de Noáin, con sus pistas, aviones y un edificio que ha supuesto todo un desafío para su creador.
La tienda está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra, como la pastelería Geleé con unos hojaldres espectaculares bajo la dirección de Txus Goñi. o el bar Txiki Jai con sus callos, ajoarriero y menudicos caseros.
El autor de estas piezas es Ubaldo Marcos Hernández, un pamplonés de 76 años que lleva media vida dedicando su tiempo libre a construir maquetas. Maestro industrial de profesión, con estudios de aparejador y experiencia como electricista y fontanero, lleva décadas trabajando con paciencia y precisión en su taller de la Rochapea, donde guarda auténticos tesoros.
Su pasión por los trenes le ha llevado a reproducir estaciones, puentes y edificios emblemáticos, aunque últimamente ha cambiado de temática. “Hemos pasado de los trenes a los aviones. Hay que variar para que la gente no se acostumbre a ver siempre lo mismo”, explica con entusiasmo.
La maqueta del aeropuerto de Noáin le ha llevado entre ocho y diez meses de trabajo. “El edificio es raro y difícil. Además, no me han dejado entrar para hacer fotos en condiciones, así que me ha tocado ingeniármelas”, comenta. Pese a las dificultades, el resultado ha sido un éxito. “Lo bonito es verlo por la tarde, con las luces encendidas”, dice con orgullo.
Esta es la quinta maqueta que coloca en una panadería del barrio de Iturrama, en Pamplona. La tradición comenzó hace seis o siete años, cuando propuso exponer sus creaciones en el local. “Vivo cerca y tengo amistad con el panadero y su mujer. Antes hubo alguien que colocaba cosas en el escaparate, pero no eran muy precisas”, recuerda. Desde entonces, el negocio ha acogido varias de sus obras, como la futura estación soterrada de Berriozar en mayo de 2022 o el acueducto de Noáin en abril de 2023.
El establecimiento en cuestión es la panadería Ogipan, situada en la calle Esquíroz 7. Sus dueños, Paco Montesinos Pozo, de 56 años, y su esposa, Lourdes Rodríguez, de 53, son catalanes afincados en Pamplona desde hace casi trece años. “Un familiar de Lourdes se casó con un pamplonés y dimos el paso. Es una ciudad con mucho futuro. Apostamos por vivir aquí y nos ha salido bien. Nuestros hijos tienen sus carreras, estamos totalmente integrados. Nos consideramos catalanes y navarros, por supuesto”, explica Paco Montesinos.
El panadero es uno de los principales impulsores de la iniciativa. “Yo le meto caña y ya está pensando en la siguiente”, comenta con una sonrisa. Y, por supuesto, la habrá. “Tenemos dos proyectos futuros, pero son secreto. Uno es del encierro y otro de un pueblo medieval. La gente los va a flipar”. Los clientes ya preguntan cuál será la próxima, y la exhibición se ha convertido en todo un reclamo. “Los críos se quedan alucinados, los padres entran a curiosear y al final… todos compran pan”, bromea.
A pesar de la dedicación y el éxito de sus obras, Ubaldo Marcos reconoce que no tiene un relevo claro. “Menudo relevo tengo… No tengo compadres para que me echen una mano, ni dinero, ni trabajo. Mi hijo ayuda cuando la maqueta está terminada, pero lo de ponerse a hacerla… nada”, dice con ironía. Aun así, algunos sobrinos y amigos colaboran en el mantenimiento de sus piezas.
Cada maqueta se expone durante aproximadamente un año, lo justo para que la expectación no decaiga. En la panadería Ogipan, ya es una tradición y su dueño lo tiene claro: “Este hombre es una maravilla. Lo que hace es espectacular y la gente de Pamplona tiene que verlo”.
